Galicia inicia la vertiginosa carrera para rehabilitar su parque residencial
ECONOMÍA
La comunidad tiene que gastar 67 millones en menos de dos años
30 dic 2021 . Actualizado a las 05:00 h.Detrás de la vertiginosa carrera iniciada para impulsar la rehabilitación del parque residencial de Galicia está la descarbonización. Europa quiere cumplir con los compromisos de eficiencia que se ha fijado para el 2050 y para ello ha aprobado una inyección de fondos histórica para la reforma de viviendas y edificios por todo el continente. Un objetivo que persigue reducir los elevados porcentajes de gasto energético y los gases de efecto invernadero que generan los hogares por el solo hecho, por ejemplo, de encender la calefacción. Si algo bueno ha traído la pandemia es la conciencia que se ha adquirido por acelerar estos procesos. El reto resulta más que ambicioso porque el tiempo apremia. Y en el caso de Galicia, apenas dispone de dos años para gastar los primeros 67 millones de euros asignados de los fondos Next Generation, un capital que habrá que repartir en forma de subvenciones para la rehabilitación de viviendas, edificios e incluso barrios enteros. Es más dinero del que nunca antes se había dispuesto para este tipo de actuaciones en materia de vivienda, y la urgencia para gastarlo es máxima, de ahí la intensa política de difusión emprendida por las Administraciones públicas y los agentes implicados para cumplir los objetivos. Lograrlo requiere del compromiso de los beneficiarios finales, los propietarios de los inmuebles. Las estimaciones del Gobierno gallego, gestor y responsable de la coordinación de estos fondos, pasan por alcanzar en esta primera tanda las 10.000 viviendas rehabilitadas, según puso de manifiesto Heriberto García Porto, director xeral del Instituto Galego de Vivenda e Solo (IGVS) en el debate sobre Rehabilitación Energética organizado por La Voz de Galicia y celebrado en el Museo Santiago Rey Fernández-Latorre.
Coincidiendo con el nuevo año, en enero, tanto los profesionales que intervienen en el proceso como los propietarios dispondrán de una guía de actuación. El objetivo es no perder el tren de la modernización energética y, en este sentido, Heriberto García avanzó cuáles serán las líneas de actuación previas a la ejecución. Quien quiera involucrarse debe saber que será necesario disponer de un proyecto de ejecución, del libro del edificio que determina las condiciones en las que se encuentra el inmueble antes de las obras y tres niveles de actuaciones: vivienda particular, edificio y barrio. «Es en estos dos últimos donde se persiguen actuaciones más integrales. Cuanto más ahorro suponga la rehabilitación, más intensas serán estas ayudas». A lo que se añaden las bonificaciones fiscales, de entre un 20 y un 60 % de la inversión que realicen los propietarios.
Expertos y Administración coinciden en que el reto merece la pena. Así, el presidente del Consello Galego del Colexio de Aparelladores e Arquitectos Técnicos, Roberto Medín Guyatt, abogó por cumplir el programa en un país donde la cultura de la rehabilitación dista mucho de la que tiene Centroeuropa desde hace años. Aportó datos. En España, el 81 % de los edificios tienen una catalogación energética E y G, similar a la que se emplea para los electrodomésticos; de ahí que los porcentajes sobre los que actuar sean significativos. «Tenemos un reto en los próximos años en beneficio de la sociedad gallega y no podemos fallar», dijo.
En términos similares habló Clara González, del Colegio Oficial de Arquitectos de Galicia. «La cantidad de dinero dispuesto servirá para interiorizar lo que significa rehabilitar, ser eficientes y utilizar bien lo que es el inmueble de cada uno». Resaltó, como todos los intervinientes, la importancia de la coordinación de todos los agentes implicados, de las oportunidades profesionales que se abren para técnicos, arquitectos, arquitectos técnicos y empresas constructoras; y, entre todos los documentos básicos que se precisan para emprender estas obras, destacó el certificado de eficiencia energética de los edificios. Un certificado esencial sobre el que también habló Pablo Martín, presidente de Asefave. Señaló que en su sector «hay mucha expectativa en torno a estos planes porque son una oportunidad, con unas dotaciones nunca vistas en España». En Galicia, dijo, «el sector de fachadas y ventanas es muy potente, con empresas de proyección nacional e internacional».
Las constructoras trabajan para resolver la escasez de mano de obra y de materiales
A modo de guía, los inmuebles con posibilidades de recibir ayudas de estos fondos serían tres: viviendas, edificios y barrios completos. Y las reformas principales básicamente serían otras tres: cubiertas, fachas y ventanas (se incluirían además sistemas de calefacción con energías limpias) y de accesibilidad. En la guía que redactará el IGVS también se resumirán los documentos necesarios para emprender estas reformas: libro del edificio, certificado de eficiencia energética antes del inicio de las obras, proyecto de ejecución, y la licencia de obra.
El permiso municipal ocupó una parte importante del debate. Para el portavoz de los arquitectos técnicos, Roberto Martín, es un escollo no menor por que se trata de un trámite que depende de cada ayuntamiento, cuya concesión puede tardar en resolverse hasta dos años en el peor de los casos. Un asunto que Heriberto García, del IGVS, se comprometió a tratar con la Fegamp para buscar vías de agilización y que no se comprometan los proyectos.
Empleo
Uno de los retos a los que se enfrenta el proceso es el de la actual escasez de trabajadores «para tanta obra que viene», abundó Roberto Martín. También la falta de suministro es otro problema que amenaza el éxito del programa. No se debe pasar por alto la oportunidad para el mercado laboral que traerán consigo los fondos. Se calculan miles de puestos de trabajo en el sector para la próxima década y las constructoras ya trabajan para conseguir reforzar sus plantillas.
El diagnóstico es claro, la incógnita es cómo resolver estos inconvenientes que se abren ante el gran plan de rehabilitación. La portavoz de los arquitectos gallegos, Clara González, tiene claro que la gran labor de concienciación pasa por convencer a los propietarios: «Que se den cuenta de la oportunidad de mejora de la vivienda. No tenemos tiempo para dudar. Los plazos son pequeños».
Pablo Martín, de Asefave, trasladó que «las empresas se están planteando si pueden ser gestores de rehabilitación —una figura clave—; es otro cambio de mentalidad que nos llevaría a trabajar de forma conjunta. Los arquitectos y arquitectos técnicos son la clave porque son ellos los que tendrán que hacer los certificados energéticos y firmar los proyectos», pero el colectivo de fabricantes podría ser un eslabón en esa cadena administrativa de gestión, cuya coordinación compete a la Administración autonómica.