Galicia perdió casi el 15% de las oficinas bancarias en un año y el 38% desde el 2015

Ana Balseiro
ana balseiro MADRID / LA VOZ

ECONOMÍA

MIGUEL VILLAR

Las fusiones tras la crisis del 2008 y la digitalización disparan el riesgo de exclusión financiera

23 feb 2022 . Actualizado a las 13:32 h.

Una campaña online de recogida de firmas, con el elocuente título de Soy mayor, no idiota, promovida hace unos días por un jubilado valenciano, ha devuelto al debate público —y también a la agenda política— un problema, el de la exclusión financiera, que afecta desde hace años a la población más vulnerable: la de mayor edad y la que vive en las zonas rurales. Y es que desde la pasada crisis financiera, empujados a la concentración bancaria para reducir costes y mantener a flote unos márgenes asfixiados por los tipos ultrabajos, los bancos no han dejado de reducir personal y cerrar oficinas.

A ello se suma, además, el mandato de renovarse o morir, ya que el imparable proceso de digitalización está acelerando un cambio del modelo de negocio, en el que el tradicional —basado en las sucursales y la atención presencial— se está viendo desplazado por la operativa electrónica. El problema surge cuando, como ocurre con los mayores, la adaptación a la banca digital es difícil o, directamente, imposible. Si a ello se le añade el cierre de las oficinas o la restricción de la atención en ventanilla para los trámites más sencillos y habituales —desde disponer de efectivo hasta pagar un recibo—, la vida se complica para quienes no se manejan con las nuevas tecnologías.

El Gobierno ya se ha reunido con la patronal bancaria para que en el plazo de un mes implemente un plan que resuelva con eficacia la exclusión financiera que sufre parte de la población. Porque las medidas aplicadas hasta el momento —entre ellas, desplazar autobuses periódicamente a las poblaciones sin sucursal o convenios con Correos y concellos para la retirada de efectivo— resultan «insuficientes», en palabras de la ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño.

Según datos del Banco de España, correspondientes al pasado septiembre, en el último año la banca cerró casi un 11 % de sus oficinas (a un ritmo de siete al día). Las 20.421 sucursales actuales son casi un 56 % menos que las 46.118 del 2008, cuando batieron su récord, y es el número más bajo desde 1977. Galicia ha visto desaparecer en los últimos doce meses casi un 15 % de la red de sucursales bancarias, un porcentaje que escala hasta cerca del 40 % si se compara con 6 años atrás. A 30 de septiembre en la comunidad había 1.008 oficinas abiertas frente a las 1.619 que se contabilizaban en el 2015.