Las pensiones de los nuevos jubilados se reducen 127 euros en lo que va de año

Clara Alba COLPISA

ECONOMÍA

MARCOS CREO

Pese al descenso de la cuantía en las altas del 2022, el gasto total subió un 4,8 % en mayo hasta otro récord de 10.810 millones

27 may 2022 . Actualizado a las 20:52 h.

Las últimas reformas en materia de pensiones (2011 y 2013, fundamentalmente) empiezan a dejarse notar en las nóminas de los nuevos jubilados. Según los datos publicados este viernes por el Ministerio de Seguridad Social, los 20.328 jubilados que se incorporaron al sistema en mayo van a percibir de media una primera nómina de 1.502,9 euros. Es cierto que la cifra se traduce en 21.040 euros anuales, con lo que aún supera el sueldo más frecuente en España que, según los últimos datos del INE correspondientes al 2019, ronda los 18.490 euros. Pero la realidad es que, poco a poco y mes a mes, la cuantía sigue disminuyendo. En concreto, las nuevas nóminas a 1 de enero ascendían a 1.629 euros en promedio, coincidiendo con la entrada en vigor de la primera parte de la reforma en la que se incluyó la revalorización de las mismas con el IPC. La cifra bajó a 1.594 euros en las nóminas a 1 de febrero. Y se redujo un poco más hasta los 1.534 euros al mes siguiente, hasta situarse en los 1.502 euros abonados el 1 de mayo.

Es decir, la cuantía se ha reducido en 127 euros desde que comenzó el año. Si se observan las estadísticas de ejercicios anteriores -salvando 2020 y 2021 por la excepcionalidad impuesta por la pandemia- el patrón es constante. Ello evidencia el impacto que en el sistema han tenido medidas como el incremento de los años que se tienen en cuenta para calcular la pensión de jubilación.

Cabe recordar que desde 1997 se tenían en cuenta los últimos 15 años de trabajo para ese cálculo. Y la reforma de 2011 elevó progresivamente la cifra según una escala transitoria que dependía del año de jubilación, hasta los últimos 25 años que se aplican desde enero de 2022, además del incremento progresivo de la edad mínima para jubilarse, fijado en los 66 años y dos meses para este año. Por norma general, los salarios se van incrementando según avanza la vida laboral. Por eso, a priori, cuantos más años del cálculo se acerquen a los del inicio de la carrera más baja será la pensión final.

El secretario de Estado de Seguridad Social, Israel Arroyo, ya adelantó esta semana que el modelo «ideal» para el cómputo sería tener en cuenta toda la carrera laboral. Pero reconoce que las negociaciones con los agentes sociales serán complejas en este punto. El compromiso con Bruselas es alcanzar un pacto antes de que termine el año para, entre otras promesas, cumplir con la de «adaptar el período de cálculo de la pensión a las nuevas carreras profesionales».

Gasto al alza

Pese a la reducción en la cuantía de las nuevas nóminas, la previsión de gasto asociado a esta partida sigue siendo tremendamente elevada. Sobre todo de cara a un año como 2023, en el que el Gobierno se enfrenta a la presión derivada de la jubilación de la generación del baby bum y la de la revalorización prevista con una inflación desbocada este año.

Solo en esta última cuestión la Autoridad Fiscal (Airef) calcula que, por cada punto adicional de inflación, el gasto en pensiones sube 1.500 millones de euros.

Pese a ello, el titular del ramo, José Luis Escrivá, se muestra convencido de la capacidad del sistema para alcanzar el equilibrio a corto plazo. Aunque el gasto en pensiones volvió a subir un 4,8% en mayo hasta un nuevo récord de 10.810 millones (de los que 7.820 millones corresponden a las de jubilación), Escrivá defendió ayer que «la situación de equilibrio es la diferencia entre ingresos y gastos y los ingresos también están subiendo al 10 %». El ministro recordó que el déficit de la Seguridad Social terminó 2021 en un -0,9% y confió en que «al ritmo que vamos, este año cerraremos por debajo del medio punto acercándonos así al equilibrio presupuestario»