La subida de los alimentos y la gasolina mantienen la inflación en el 8,7 %
ECONOMÍA
La inflación subyacente aumentó cinco décimas en mayo, hasta el 4,9 %, la tasa más elevada desde octubre de 1995
10 jun 2022 . Actualizado a las 13:10 h.En marzo la inflación llegó a su récord rozando el doble dígito (9,8 %), la tasa más alta en cuatro décadas, pero en el mes de abril la situación se fue moderando ligeramente hasta el 8,3 %. Una tendencia que se ha roto en mayo con la tasa de IPC volviendo a subir hasta el 8,7 %, según confirmó este viernes el INE. La inflación de mayo fue cuatro décimas más alta que la de abril, la más elevada desde el año 1986.
Este empeoramiento se debe a que los precios de los carburantes y de los alimentos han subido de nuevo en mayo, por lo que pese al abaratamiento de la electricidad, la tasa de inflación sigue al alza. Desde el INE destacan la variación de la inflación subyacente (que no incluye alimentos frescos ni productos energéticos), ya que ha subido cinco décimas de abril a mayo hasta situarse en el 4,9 %, la tasa más alta desde octubre de 1995.
Desde el Ministerio de Asuntos Económicos responden que este repunte está por debajo del máximo registrado en marzo y que las medidas de respuesta al impacto de la guerra (como la subvención a los carburantes) «claramente están limitando el alza de los precios». Por ello, mantienen su previsión de que la inflación irá desacelerándose progresivamente durante la segunda parte del año, aunque «sin descartar oscilaciones durante los meses de verano» por la alta incertidumbre por el contexto económico global. Pero las previsiones de algunos organismos como la OCDE ya no son tan optimistas y vaticinan una inflación que termine el año en el 8,1 %.
Que la cesta de la compra sea lo que está tirando del IPC es un problema mayor que cuando lo hacía la energía. La inflación subyacente es una tasa más complicada de bajar que la general, que tiene muy en cuenta el precio de los carburantes y la electricidad, más volátiles en el tiempo. «Es un problema para la economía española porque es una tasa que tiende a perpetuarse en el tiempo», explica el director de Coyuntura Económica de Funcas, Raymond Torres. Esto conlleva una «pérdida de competitividad para España» y destaca que esta es la medida que el BCE mira para ajustar sus tipos de interés.
Para hacerse una idea de cómo ha cambiado la situación, hace solo un año la inflación subyacente se situaba en el 0,2 % (el IPC general, en el 2,7 %). A partir de junio del 2021 fue comenzando su subida paulatinamente, en septiembre llegó al 1 % y solo dos meses después ya había ascendido hasta el 2,1 %. El pasado mes de febrero, cuando comenzó la guerra de Ucrania y se acentuaron los problemas de las cadenas de suministro, esta tasa ya estaba en el 3 %, llegando al 4,4 % en abril y situándose en el 4,9 % en mayo.