Bruselas combina el ahorro con el uso de fuentes contaminantes para enfrentar el recorte de gas
ECONOMÍA
Mantiene que el cierre de grifo no afectaría a los hogares
19 jul 2022 . Actualizado a las 05:00 h.La Unión Europea se prepara para una semana decisiva en materia de política energética. Bruselas lleva tiempo trabajando en un plan para mitigar el impacto de un corte total del gas ruso, que incluye medidas para ahorrar energía. Según un borrador al que ha tenido acceso Colpisa, la Comisión Europea se plantea relajar temporalmente las normas de emisiones para fomentar el uso de energías alternativas, incluso si son más contaminantes como el carbón. A pesar de que apuesta por la transición hacia energías renovables a largo plazo, asume cierta manga ancha para enfrentar una «emergencia energética» y reconoce que desconectarse de Rusia traerá más polución. Y propone, entre otras medidas, derogar el límite de emisiones de las grandes centrales de combustión, lo que alargará «el tiempo que sea necesario».
El ejecutivo comunitario coordinará a los Estados miembro, pero la solución energética dependerá de cada país. A raíz de la invasión rusa, algunos han decidido reactivar sus plantas de carbón y otros han retrasado el cierre de sus nucleares. Bruselas se plantea incluso ofrecer «ayudas temporales» a la industria para desconectarse del gas.
Las reservas de gas europeas se están llenando a buen ritmo, pero un corte total del gas ruso las dejaría entre el 65 y el 71 % de su capacidad, aún lejos del 80 % marcado como objetivo para noviembre, y dificultaría el abastecimiento para el invierno del 2023, apunta la Comisión Europea. Por ello, apuesta por reducir la demanda de gas de los sectores donde sea más fácil cambiar de fuente de energía. La UE también aconseja mantener el aire acondicionado a 25 grados y la calefacción a 19 en los edificios públicos y anima a la ciudadanía a reducir un grado la calefacción de sus casas. A través de la responsabilidad individual y de medidas voluntarias, señala que se podrían reducir el consumo de hasta 13.000 millones de metros cúbicos de gas al año.
En cualquier caso, la Comisión Europea quiere evitar el alarmismo y señala que, según sus simulaciones, los hogares europeos —el 37 % de la demanda total—, en principio no se verían afectados por el corte del suministro. Ante una situación de este tipo, los esfuerzos se centrarían en mantener los servicios sociales esenciales, como hospitales, y las industrias «críticas». En lo que va de año, el precio de la energía ha provocado una reducción de la demanda industrial del 5% a nivel europeo y Bruselas quiere impulsar esa tendencia. Para lograrlo, se plantea priorizar ciertas actividades sobre otras y dar incentivos para compensar las paradas de actividad. «Reducir la demanda más tiempo y antes de que se produzca un corte, costaría menos que cambiar drásticamente la demanda sin preparación», apunta la Comisión. Y va más allá, al señalar que este plan reducirá el impacto de un corte ruso en un tercio.
Las consecuencias no serán homogéneas, los más afectados serán los países del centro y este de Europa, los más dependientes del suministro ruso.
Meses «críticos»
La maquinaria para anteponerse a una situación así lleva en marcha desde el inicio de la guerra. En ese tiempo, la UE ha logrado reducir significativamente su dependencia de Rusia y ha aumentado un 60 % sus importaciones de GNL, gracias a los acuerdos alcanzados con Estados Unidos, Noruega, Catar y Azerbaijan. Este último se firmó este lunes y busca duplicar el suministro de gas que este país envía al bloque comunitario. La Agencia Internacional de la Energía (AIE) también advirtió este lunes a Europa de la situación «increíblemente precaria» en la que se encuentra en materia de seguridad energética. Insistió en que los próximos tres meses «serán críticos» para el continente, que «debe actuar de inmediato, aumentando el almacenamiento y reduciendo el gasto». En ese tiempo, según los análisis de la AIE, la UE deberá ahorrar cerca de 120.000 metros cúbicos de gas natural licuado.