En torno a 9,5 millones de trabajadores españoles sufren ante el fuerte coste energético al tener que destinar 38 días de su sueldo para el gasto anual
07 sep 2022 . Actualizado a las 18:12 h.Pagar la factura energética cuando expiraba el mes ya era duro para unos 9,5 millones de trabajadores españoles antes de que llegara esta escalada sin freno de la inflación, ahora se ha convertido para muchos en tarea casi imposible, ya que tienen que destinar 38 días de su salario para el abono del gasto anual en luz y gas, según un informe publicado este miércoles por CC.OO.
Los precios del gas y la electricidad se elevaron un 38 % en julio respecto al año pasado en toda Europa y sigue su rally al alza, aparentemente sin freno. Esto ha provocado que los trabajadores peor pagados en la mayor parte de los Estados miembros de la UE tengan que destinar más de un mes de su salario para pagar la factura anual media energética, según un estudio del Instituto Sindical Europeo (ETUI), el centro de investigación independiente de la Confederación Europea de Sindicatos (CES).
Es más, el número de países que ahora tienen que reservar el equivalente a un mes de salario o más para la iluminación y calefacción del hogar se ha duplicado, al pasar de ocho estados en el 2021 a 16 en la actualidad. Además, el número de días que debe trabajar una persona que gana el salario mínimo para pagar su factura energética ha aumentado considerablemente en algunos países: Estonia (+26), Países Bajos (+20), Chequia (+17), Letonia (+16). En cuatro países —Eslovaquia, Grecia, Chequia e Italia— la factura anual promedio de energía actualmente asciende a más de un mes de salario para un trabajador que cobra el salario mínimo.
«La crisis que afrontan los trabajadores empeora debido a los nuevos aumentos en los precios de la energía y otras necesidades esenciales, como los alimentos, que se han producido mientras tanto», denunció el sindicato liderado por Unai Sordo. Tope al precio Por todo ello, la CES pide a los líderes europeos que actúen «con decisión para poner fin a los aumentos insostenibles de los precios de la energía», en particular mediante aumentos salariales para cubrir los incrementos de la inflación y garantizar que los trabajadores reciban su parte justa de las ganancias de productividad.
Además, plantea fijar un tope en la cuantía de las facturas de energía y un impuesto sobre las ganancias excesivas de las empresas de energía, tal y como ya se ha hecho en España. También reclama una ayuda de emergencia dirigida a personas que luchan por pagar sus facturas de energía y prohibición de desconexiones.
Por último, propone impulsar inversiones para abordar las causas fundamentales de la crisis, como la inversión insuficiente en energía verde y las consecuencias de las privatizaciones.