La UE acepta limitar el precio del gas para rebajar la factura energética

Cristina Porteiro
C. Porteiro REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

STEPHANIE LECOCQ | EFE

Bruselas alerta de que podría poner en peligro la seguridad del suministro

09 sep 2022 . Actualizado a las 20:25 h.

El gas ya cuesta seis veces más a estas alturas del año que hace solo 12 meses. Su cotización se ha disparado y eso ha tenido consecuencias directas en la factura energética de empresas y familias europeas.

Sus recibos no han dejado de crecer. No solo porque Rusia ha jugado a cerrar la llave de paso de la intrincada red de gasoductos que utiliza para vender su hidrocarburo a la Unión Europea (UE). También han contribuido la especulación del mercado y el ineficaz sistema de fijación de precios —permite que todas las fuentes de generación, incluidas renovables, sean retribuidas al mismo precio que las plantas de ciclo combinado, aunque no consuman gas—.

«Se está perdiendo producción industrial», advirtió el ministro alemán de Economía y Acción Climática, Robert Habeck, en la reunión de emergencia que mantuvo con los otros 26 ministros de Energía en Bruselas. El tiempo apremia. A la vuelta de la esquina espera lo peor: cierres de empresas y racionamiento en el 2023: «Me preocupa el invierno próximo. Si este es duro, utilizaremos todo el gas almacenado y tendremos otro año muy difícil», admitió el secretario de Estado holandés para las Industrias Extractivas, Hans Vijlbrief.

Las cancillerías europeas comparten la misma preocupación. Por eso este viernes los Veintisiete acordaron poner un tope temporal al precio del gas. Han encargado a la Comisión que elabore una propuesta de intervención de emergencia que incluya esta vía. Eso sí, la posibilidad de aplicarlo solo sobre el gas procedente de Rusia se ha dejado para más adelante, ante las reservas de Alemania.

La Comisión Europea —se encarga de legislar— había propuesto limitar el precio del hidrocarburo ruso por gasoducto. No ve con buenos ojos extender ese tope a todo el gas y así se lo hizo saber ayer a los ministros: «En este momento, un tope general a todo el gas, incluido el gas natural licuado (GNL), supone un desafío para la seguridad del suministro», ha justificado la comisaria de Energía, Kadri Simson, quien trabaja en otras vías alternativas como la creación de plataformas conjuntas de compra de GNL y acuerdos bilaterales con proveedores para abaratar precios: «Estamos negociando bilateralmente con nuestros socios precios más asequibles», explicó. En otras palabras: antes de intervenir los precios del gas importado desde los Estados Unidos o Catar, por ejemplo, Bruselas ha optado por pedir rebajas en las desorbitadas tarifas que están cobrando a los países europeos aprovechando las tensiones energéticas que ha desatado la invasión de Ucrania.

Precisamente, sobre la especulación de los precios debatieron los ministros largo y tendido: «Se necesita transparencia. Entender cómo se configuran los precios, el papel de los traders [agentes intermediarios], a qué precio compran el gas y a qué precio lo venden. Sabemos poco de ellos. Seguramente el precio de llegada a aduanas está muy por debajo del precio de venta», sostuvo la ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera. Su queja surtió efecto porque la comisaria Simson se mostró dispuesta a elaborar un índice de referencia alternativo al TTF holandés —hasta ahora el de referencia para el mercado del gas en Europa—.

Tope a los beneficios

¿Habrá más medidas, además del tope al gas? Sí. La UE ha abrazado otras cuatro propuestas que había puesto Bruselas sobre la mesa.

La primera de ellas tiene que ver con limitar los ingentes beneficios que obtienen las eléctricas al volcar energía renovable a la red. Estas tecnologías son retribuidas al mismo nivel que las plantas de ciclo combinado —emplean gas—, a pesar de que sus costes de producción son mucho menores. Con ese dinero, se podrán sufragar compensaciones a importadores de gas, empresas, familias y el despliegue de más renovables, sin que sean los Estados los que carguen con todo el coste.

Los Veintisiete también acordaron dar luz verde a la introducción de un impuesto «solidario» a petroleras, gasistas y empresas de carbón.

En lo que respecta a los planes para reducir la demanda, abogan por «incentivar la reducción de la demanda de forma coordinada en la UE». Una terminología que deja abierta la posibilidad de que los planes nacionales para la reducción del consumo se adapten en función de las circunstancias de cada país.

Por último, se ha dado la orden a la Comisión Europea de que despliegue un instrumento de liquidez de emergencia para regar con fondos a las empresas comercializadoras en riesgo de quiebra. Si bajan la persiana, industrias enteras dejarán de recibir suministro energético. 

Próximos pasos

La Comisión tiene previsto presentar esta misma semana una propuesta legislativa que recoja todas las demandas de los Veintisiete. Según confirmó la presidencia checa, los ministros volverán a reunirse antes de finalizar el mes para aprobar el plan de intervención.

La gasista alemana VNG solicita un rescate tras el corte del suministro ruso

Las autoridades comunitarias quieren regar con liquidez a las comercializadoras de energía que están en riesgo de quiebra. Con el corte del gas ruso, se ven obligadas a acudir al mercado y pagar al contado precios desorbitados para poder abastecerse de gas. En esas condiciones, muchas se han quedado sin caja, viéndose obligadas a solicitar rescates públicos, como la alemana Uniper, que ha necesitado una primera inyección de 7.700 millones de euros, seguida de una nueva solicitud de 4.000.

A ella se ha sumado VNG, segunda energética del país. La empresa, que afronta pérdidas de 1.000 millones de euros este año por el corte del suministro de Gazprom, ha pedido ayuda al Estado. Alerta de que su situación financiera es «crítica», a pesar de que a partir del 1 de octubre podrán repercutir el 90 % de sus sobrecostes a los clientes.

España y Francia evaluarán la viabilidad del gasoducto MidCat

Bloqueado durante años, revivido durante un par de semanas este verano y defenestrado finalmente por Francia, el futuro del gasoducto MidCat vuelve al debate. El Gobierno español y su vecino galo han aceptado evaluar con técnicos de Bruselas la viabilidad del proyecto que París había rechazado por costoso e ineficaz.

«Hemos tomado la decisión de que el grupo técnico de interconexiones, con reguladores, Gobiernos y operadores del sistema de transporte de gas, hagan una valoración rápida sobre cuáles son las infraestructuras que deben estar reforzadas para poder llegar a tiempo al otoño invierno 2023-2024», explicó Ribera, según recoge Efe. Y eso incluirá la controvertida tubería que debería conectar la península con Centroeuropa.