Abanca comprará Targobank España y tendrá presencia en toda la Península

Ana Balseiro
ANA BALSEIRO MADRID / LA VOZ

ECONOMÍA

El presidente de Abanca, Juan Carlos Escotet, a la derecha, y el consejero delegado, Francisco Botas
El presidente de Abanca, Juan Carlos Escotet, a la derecha, y el consejero delegado, Francisco Botas PACO RODRÍGUEZ

Ultima la adquisición de la entidad al banco francés Credit Mutuel

27 ene 2023 . Actualizado a las 11:31 h.

Abanca sigue creciendo. La entidad financiera gallega, presidida por Juan Carlos Escotet, continúa ganando tamaño y cuota de mercado a base de hacerse con otros pequeños bancos. Este jueves ha confirmado que negocia en exclusiva la compra de Targobank, una operación en la que llevaba trabajando en los últimos meses y cuyos detalles finales continuarán en las próximas semanas, para, una vez cerrada a compra, perfeccionarse en el 2023.

Según ha informado la entidad en un comunicado, con esta compra, Abanca consolidará su presencia en la Península, con un crecimiento relevante en Madrid y el arco mediterráneo. Targobank cuenta con casi 150.000 clientes, 51 oficinas y 541 profesionales en España.

De este modo, con su integración, Abanca alcanzaría un volumen de negocio de 112.544 millones de euros, un 5,2 % superior al actual; los préstamos ascenderán a 49.219 millones, un 6,9 % más; los depósitos suman 51.390 millones, un incremento del 4,4 %, y el número de oficinas se elevará a las 727, un 7,5 % superior. 

«La compra consolidaría la presencia de Abanca en toda la península Ibérica, al reforzar de forma significativa nuestra actividad en el arco mediterráneo, siguiendo nuestro plan Estratégico», ha asegurado Escotet en un comunicado, en el que también destaca que la estrategia de negocio de ambas entidades coincide por su orientación con la apuesta del banco gallego por la captación y vinculación de los particulares, así como el apoyo a las pequeñas y medianas empresas.

La de Targobank es la séptima adquisición que la entidad realiza en los últimos ocho años dentro de su hoja de ruta de crecimiento inorgánico. Cabe recordar que Abanca nació en el 2013 después de que Escotet comprase al Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) la antigua Novacaixagalicia, la entidad resultante de la malograda fusión de las dos extintas cajas gallegas: la coruñesa Caixa Galicia y la viguesa Caixanova. Desde entonces, el nuevo banco no ha dejado de adquirir otras pequeñas entidades.

Comenzó con el Banco Etcheverría en el 2014 y tres años después compró Popular Servicios Financieros (la aseguradora del desaparecido Banco Popular). En el 2018 dio el salto a Portugal, haciéndose primero con la filial lusa de Deutsche Bank y después, en el proceso inverso, adquirió el negocio que la portuguesa Caixa Geral de Depósitos tenía en territorio español. Completan su ronda compradora la compra del vasco Bankoa a Crédit Agricole (en el 2020), y el año pasado el negocio de Novo Banco en España.

Targobank, por su parte, nació en el 2010 como una joint venture creada entre el Banco Popular y el francés Credit Mutuel, con negocio minorista y de banca corporativa. Actualmente, la entidad estaba completamente en manos francesas, a las que el Popular las traspasó antes de su resolución por parte de la Autoridades Bancarias Europeas (EBA, por sus siglas en inglés) y su venta al Santander.

Aprovechando la intención de abandonar el mercado español -lo que incluye la venta de la aseguradora Axa por 310 millones), Abanca le ha comprado Targobank, una operación realizada por Rothschild, por parte de los franceses, y por EY como asesor de Abanca.

Los últimos datos del Banco de España elevan a 63,8 millones de eros el volumen de negocio de la entidad adquirida, que en el 2021 perdió casi 17 millones de euros tras los 42,6 ya perdidos en el ejercicio previo. Al cierre del año pasado, los activos de Targobank frisaban los 3.000 millones de euros. 

El banco gallego lleva tiempo destacando que cuenta con una gran fortaleza financiera, que le permite salir de compras con comodidad. Y es que, según los últimos resultados, correspondientes a los tres primeros trimestres del ejercicio, contaba con una ratio de capital del 16,3 %, mientras que el exceso de liquidez respecto a los requisitos mínimos exigidos por el Banco Central Europeo (BCE) rebasaban los 1.400 millones de euros. A lo anterior se suma que, al cierre de septiembre, superaba ya con notable holgura los requerimientos mínimos de capital que el BCE exigirá a partir del 1 de enero, ya que se elevan al 12,39 % de capital de máxima calidad (CET 1 phased-in) frente al 8,125 % que pide el regulador europeo.