El precio de los alimentos no reacciona a la bajada del IVA y sube al 15,4 %
ECONOMÍA
La inflación cerró enero en el 5,9 %, con la subyacente disparada al 7,5 %
20 feb 2023 . Actualizado a las 14:42 h.El precio de la cesta de la compra sigue desorbitado y, para muchas familias, casi inasumible. Desde que hace un año estalló la guerra de Ucrania, la inflación no ha dejado de pisar el acelerador, y aunque el IPC general se ha alejado del máximo que marcó en julio (casi el 11 % en el conjunto de España y por encima de ese umbral en Galicia), el estreno del 2023 no ha supuesto prácticamente alivio para los bolsillos de los ciudadanos. Así lo confirmó ayer el Instituto Nacional de Estadística (INE), al certificar que la inflación general subió en enero al 5,9 %, una décima más que lo adelantado hace un par de semanas y dos décimas por encima de la registrada en diciembre. Sin embargo, lo que más preocupa es el comportamiento de los alimentos, ya que la bajada y eliminación del IVA en los más básicos no parece hacer mella prácticamente. Así, la comida subió un 0,4 % en el primer mes del año y es un 15,4 % más cara que en enero del 2022. Una tasa interanual que, sin embargo, ya da ciertas muestras de contención, al reducirse en tres décimas respecto a la registrada en diciembre, pues se compara con el dato de enero del año pasado, cuando ya había comenzado la escalada de precios en el supermercado.
Desde el Ejecutivo enviaron un mensaje optimista. Así, el presidente, Pedro Sánchez, hizo una lectura positiva durante la sesión de control en el Congreso, asegurando que los datos de enero demuestran que «están bajando los precios de los alimentos por las políticas del Gobierno». Y es que respecto a diciembre, cuando se aprobó la rebaja y supresión del IVA para los alimentos básicos, algunos precios han bajado, como el de los huevos o la leche (ambos un 1,5 %) o el pan (-0,2 %). También la fruta fresca (-4,2 %), la harina (-2,3 %) o las patatas (-1 %), además de la pasta (-3,5 %) o el aceite de oliva (-1,2 %).
Una moderación insuficiente para unos consumidores que cada vez se dejan un mayor porcentaje de sus ingresos en el supermercado. Precisamente por ello, el ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, que ayer admitía que el enfriamiento de los precios podía «parecer poco», se reunirá el próximo lunes 20 con los supermercados, dentro del Observatorio de la Cadena Alimentaria.
Se trata de evaluar con ellos la situación y de «seguir trabajando para que los precios de la alimentación bajen de forma más significativa», afirmó ayer Planas, contrario —en oposición a sus socios del Gobierno— de establecer topes a algunos productos. El ministro se mostró más favorable a buscar fórmulas para que la rebaja de los precios en la alimentación animal acabe trasladándose al consumidor final.
Porque en el carro de la compra el azúcar fue en enero un 52,1 % más caro que hace un año, lo mismo que —como muestra el gráfico adjunto— la leche (33 %), los aceites (31,3 %), los huevos (27,2 %) y los lácteos, los cereales o las patatas, por encima del 20 %.
El Ministerio de Economía estima que el descenso mensual del precio de los alimentos de primera necesidad a los que se les rebajó o suprimió el IVA fue del 1,4 % (inferior, en cualquier caso a la rebaja fiscal, del 4 % para los básicos y del 5 % para pastas y aceite). Sin embargo el resto de alimentos a los que no se les tocó el impuesto se encarecieron una media del 1,6 %, lo que diluyó el efecto del beneficio fiscal, ya de por sí ligero. Sin la rebaja fiscal, la inflación de los alimentos habría alcanzado el 16,7 %, es decir un punto más. Pero cabe recordar que el alivio fiscal se estima en un ahorro mensual no superior a los seis euros por hogar, frente al sobrecoste anual de 860 euros por familia que la OCU calcula que ha supuesto la escalada del IPC.
La subyacente, imparable
Y si el comportamiento de los alimentos preocupa, no lo hace menos la inflación subyacente. Esta tasa, en la que se excluyen los alimentos frescos y los productos energéticos —por su mayor volatilidad—, rebasó en diciembre el índice general y en enero profundizó en la brecha. Mientras que el IPC general se quedó en el 5,9 % pese al final de la bonificación de 20 céntimos por litro en los carburantes (solo subió dos décimas más que en diciembre y una por encima de lo adelantado), la subyacente se disparó a su nivel más alto desde 1986,
En enero alcanzó el 7,5 %, medio punto más alta que en diciembre, aunque desde el ministerio de Nadia Calviño subrayan que en los próximos meses la subyacente también «reflejará el descenso de la inflación general y de los costes energéticos».
El IPC escaló en Galicia al 6,4 %, medio punto más que en el conjunto del país
Poniendo el foco en Galicia y comparándolo con el conjunto de España, el comportamiento de los precios en la comunidad en enero resultó aún más gravoso para los bolsillos de los consumidores, ya que aunque la inflación general se redujo tres décimas respecto a diciembre, subió medio punto más que la media nacional en tasa interanual, escalando hasta el 6,4 %, frente al 5,9 % del país.
En lo que respecta a la inflación subyacente, comparada con doce meses atrás, su variación fue también más abultada que la del conjunto del país, pues en Galicia se situó en el 8 %, dos décimas más que la de diciembre y medio punto más que la estatal.
En tasa interanual, los alimentos y bebidas no alcohólicas fueron el grupo que más se encareció en Galicia, concretamente un 15,6 % —dos décimas por encima de España— y que repercutió más positivamente en la tasa general, concretamente un 4 %. Por contra, el grupo menos inflacionista fue el de vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustibles, según informó el Instituto Galego de Estadística (IGE).
El azúcar (casi un 63 %), los huevos (34,3 %), los lácteos (26,8 %), la carne de ternera (16,3 %) o las legumbres y hortalizas frescas (casi un 13 %) son algunos de los alimentos que subieron en enero en tasa interanual por encima de las ya abultadas subidas del conjunto del país.
Costes de producción
Respecto a la polémica de los precios de los alimentos, desde la asociación de fabricantes y distribuidores Aecoc aseguran que es «consecuencia directa» del incremento de costes de producción por el contexto internacional y de la escasez de producción de algunos productos como el aceite. Según sus datos, si la rebaja del IVA aprobada por el Gobierno se hubiera ampliado a más productos, como la carne y el pescado, el IPC de la alimentación se habría situado en el 11,7 %, en lugar del 15,4 % en enero. Sostienen que los costes de producción se incrementaron un 20,6 % en el 2022, mientras que los alimentos subieron un 15,7 %, lo que «evidencia el esfuerzo de toda la cadena agroalimentaria por no repercutir la totalidad de la inflación en los consumidores».