El BCE eleva los tipos de interés al 4,5 % induciendo un frenazo económico

Cristina Porteiro
C. Porteiro REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

WOLFGANG RATTAY | REUTERS

Admite que la inflación seguirá más alta de lo previsto en el 2023 y el 2024

14 sep 2023 . Actualizado a las 23:37 h.

La vuelta al cole de las familias españolas será un poco más empinada de lo esperado este 2023 tras la decisión adoptada por el Banco Central Europeo (BCE) de acometer una nueva subida de los tipos de interés, la décima consecutiva desde julio del 2022.

Aunque en julio dejó la puerta abierta a pisar el freno, finalmente su consejo de gobierno decidió por mayoría elevar el tipo de referencia para los préstamos del 4,25 al 4,5 %, su mayor umbral de los últimos 20 años. Y lo ha hecho porque temen que la alta inflación se enquiste por una reacción demasiado timorata.

Esta nueva vuelta de tuerca dificultará todavía más la financiación de empresas —la demanda de préstamos se desplomó en el segundo trimestre del año a mínimos históricos—, el acceso a créditos para el consumo y también añadirá más presión sobre las familias con hipotecas a tipo variable. En España, el euríbor ya ha rebasado la barrera del 4 %.

Un hogar con una hipoteca de 180.000 euros a 25 años, por ejemplo, pagará 182 euros más de media cada mes cuando tenga que hacer su revisión anual.

La presidenta del BCE, Christine Lagarde, admitió que la decisión de encarecer el precio del dinero tendrá consecuencias negativas para el crecimiento, pero defendió que es la única manera de embridar una inflación que sigue fuera de control. De hecho, los expertos de la institución han revisado al alza su evolución para este año y el que viene, situándola en el 5,6 y el 3,2 %, respectivamente, debido a unos precios energéticos más altos de lo esperado inicialmente. Además, la presión sobre la cotización de los alimentos «continúa siendo intensa», reconocen.

Los precios en la eurozona cerraron en el mes de agosto con un alza del 5,3 % respecto al mismo mes del 2022, lejos del objetivo del 2 % que tiene el BCE. Y, lo que es más preocupante: la principal economía del euro, Alemania, despidió el mes con la inflación en el 6,4 %. Un motivo para la inquietud si se tiene en cuenta que Bruselas prevé una contracción del 0,4 % este año para su economía, que apenas avanzará un 1,1 % el año que viene, tres décimas menos de lo esperado.

«Tiempos difíciles»

A los miembros del BCE no les ha pillado por sorpresa. Sobre todo a los que, frente a la estrategia de los ortodoxos del euro (alemanes, holandeses y austríacos, entre otros), llevan un año advirtiendo de las consecuencias negativas que podría acarrear una subida demasiado rápida de los tipos.

«Nos adentramos en un claro período de crecimiento muy bajo», explicó Lagarde en rueda de prensa, añadiendo que «los tiempos difíciles han llegado». Tanto es así que su equipo económico también ha rebajado significativamente su previsión de crecimiento para la eurozona, que apenas avanzará un 0,7 % este año y un 1 % en el 2024. Un estancamiento inducido al encarecer el precio del dinero. «Las condiciones de financiación han vuelto a endurecerse y están frenando cada vez más la demanda», asegura el eurobanco.

Donde más se empieza a notar la restricción de crédito es en el sector inmobiliario. En mercados como el holandés han empezado a bajar los precios de las viviendas porque para un hogar medio, la factura de la hipoteca es inasumible. Al ser interpelada por los daños potenciales que podría sufrir esta industria, Lagarde fue clara: «No nos empuja el ayudar a un sector concreto sino el imperativo de garantizar la estabilidad de los precios». Y para eso, serán lo suficientemente restrictivos «tanto tiempo como sea necesario».

La tarea pendiente de los bancos: elevar la remuneración de los depósitos

La duda que albergan ahora los mercados es qué hará la Reserva Federal estadounidense, que despidió julio con una nueva subida de tipos hasta el 5,25 %, su máximo nivel desde el año 2001. Según su presidente, Jerome Powell, la prioridad del organismo es «restablecer la estabilidad de los precios, esencial para sentar las bases que permitan alcanzar el máximo empleo y precios estables a largo plazo». Y la inflación en el país norteamericano ha vuelto a repuntar en agosto hasta el 3,7 %, como hizo también en julio.

Tampoco está clara la senda que seguirá a partir de ahora el BCE, aunque la vicepresidenta primera del Gobierno en funciones, Nadia Calviño, expresó su deseo de que la subida decretada ayer «ponga fin al rápido incremento de tipos del último año y se pase a una fase de mayor estabilidad».

La gran tarea pendiente sigue siendo la remuneración de los depósitos, que no ha subido a la misma velocidad que los tipos de interés. En España es un 18 % menor que la media de los países del euro. Y la brecha llegó a ser del 35 % el pasado mes de marzo. Los bancos lo atribuyen a un exceso de liquidez en el mercado, aunque la propia Calviño ordenó en junio a la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia investigar los factores detrás de la escasa rentabilidad del ahorro de las familias. Lo cierto es que las entidades han aumentado la liquidez que depositan en el BCE y por la que ahora son remunerados. Eso las desincentiva a pagar más a sus clientes por llevar el dinero a las oficinas.

A principios de este mismo mes Calviño volvió a exigir a los bancos que retribuyan de manera justa a los depositantes.