Alberto Rodríguez-Fraile: «Creemos en un modelo de banca sin conflicto de intereses»

m. carneiro A CORUÑA / LA VOZ

ECONOMÍA

CÉSAR QUIAN

El presidente de A&G, que estrena sede en Galicia, alerta de los peligros de la inflación cero y el excesivo gasto social en Europa

28 sep 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Alberto Rodríguez-Fraile (Santander, 1966) responde de un plumazo a la pregunta de por qué la apertura de la primera oficina de A&G en Galicia. «Es dar con las personas adecuadas, simplemente», afirma el presidente de la entidad independiente de banca privada fundada por un grupo de familias empresariales en 1987 y sostenida hoy por 221 empleados, 91 banqueros y 12.405 millones de euros en activos bajo gestión.

—¿Conservador, emprendedor, cómo es el perfil inversor gallego?

—Los dos son justos. De Galicia han salido muchos proyectos y mucha gente que ha tenido que rediseñar su vida y marcharse para poder sacar adelante los planes familiares. Pero la gente que hace eso normalmente lo hace con sentido y conocimiento de causa, y no les gusta tirar los esfuerzos. Por eso es razonable que sean un poquito conservadores una vez han logrado los objetivos. Me parece adecuado.

—¿Cómo está repercutiendo la subida de tipos en las inversiones?

—Empezaría diciendo que hay una gran ventaja para el inversor porque desde la crisis del 2008 la renta fija no rentaba y quien quería una renta tranquila tenía que hacer algo no natural que era invertir en bolsa. Pero, claro, la bolsa tiene una volatilidad que no está hecha para esta gente. Es como darle carne a un vegetariano. Ahora es un lujo, porque hay alternativa para dar a los clientes un estabilizador en la cartera con la renta fija. Y hasta ahí todo bien. Sobre la bondad o no de que los tipos estén al 4 %, en mi opinión, es mejor algo de inflación y tipos al 4 % que al cero.

—¿Cree que es un peligro la inflación cero?

—Es peligrosa para las economías porque no puedes distinguir las empresas que tienen proyectos adecuados de las que no los tienen, porque están dopadas y pueden financiar cosas sin sentido. Lo mejor para una sociedad es que de verdad vayan los recursos a los proyectos más relevantes y para eso hay que identificarlos. Pasa con esos fondos de capital riesgo, de semillas, por ejemplo, que van invirtiendo en las que de verdad muestran valor añadido y por tanto son más demandadas. Se crea mucha más riqueza invirtiendo en ellas que en empresas zombis que en el fondo no van a cambiar la vida de nadie.

—¿De qué manera afecta esto a los Estados?

—Ahí tenemos un problema. Europa tiene el 5 % de la población mundial y el 50 % del gasto social. Esto es difícilmente sostenible, para Europa y para el resto del mundo. La gente viene en pateras porque el gasto social en esos países es ínfimo. Si Europa concentra 10 veces lo que le corresponde por población, y 2 veces, por riqueza, habrá que reflexionar honestamente. Está muy bien tener beneficios sociales, pero llevados a tal extremo que desincentiven que la gente quiera esforzarse, si se pone el mismo salario por trabajar que por no hacerlo, otros países aprovecharán y a medio plazo van a ser más competitivos y entonces no podremos mantener esto. No puede ser que se esté desconsiderando la deuda como hacen muchos países de la UE, porque alguien lo va a tener que pagar.

—¿Qué previsiones manejan a medio plazo?

—La opinión de consenso es que estamos ante las últimas subidas de tipos y es posible que el año que viene empecemos a ver alguna bajada. Probablemente EE.UU. lleve la iniciativa y después sigan el resto. Pero son escenarios, como siempre. Si mañana alguien se pone nervioso y pulsa el botón que no debe en Ucrania, todo cambia.

—¿Cuál es su opinión acerca de la mala imagen de la banca?

—Aquí se ha producido una situación que casi podía ser un caso de escuela de negocios. El mapa español tenía un 50 % de cajas y un 50 % de bancos y lo cierto y verdad es que la crisis se llevó por delante al 80 % de las cajas y a menos del 20 % de los bancos. Y algo importante que se dice poco: no salió un solo euro del contribuyente para salvar a los bancos. Donde había iniciativa privada y profesionales no puestos a dedo por los políticos, no se recibió dinero. Fue para las cajas. Luego, sobre los abusos de la banca al traspasar los problemas de balance a los clientes, es evidente que cometió ese error. No creo que sea discutible, hay suficientes sentencias. Por eso nosotros creemos en un modelo independiente, sin conflicto de intereses. Montamos A&G como un modelo de banco anglosajón, no un apéndice del banco que llaman retail, y como no tiene ese tipo de problemas nunca pondrá contagiarlos a los clientes.