El alza de los intereses ha ejercido de motor para diversificar la actividad, apostar por la inversión frente al ahorro y dotarse ante futuros impactos
03 feb 2024 . Actualizado a las 19:37 h.Algo ha cambiado en la banca en el último año más allá de lo obvio, que las cuotas de las hipotecas se han encarecido y el coste de los créditos es mucho mayor que hace apenas dos años. Hasta ahí, lo que los clientes ya han notado. Pero el cambio del sector ha ido más allá aprovechando que el precio del dinero ha repuntado del 0 % al 4,5 % desde el verano de 2022. Durante los 12 últimos meses, las grandes entidades españolas cotizadas han ganado el récord de 26.000 millones de euros, un 26 % más. Y todas, sin excepción, ya vaticinan un 2024 mejor. Más allá de las grandes cifras del beneficio, el sector ha dado una vuelta de tuerca al negocio aprovechando la coyuntura. Ninguno de los ejecutivos que han comparecido esta semana para presentar sus cuentas ha negado que la subida de tipos haya beneficiado los resultados. Y que si comienzan a bajar, el negocio se moderará, pero sin demasiado sufrimiento. Veamos por qué.
Más tipos, más margen
A medida que el BCE ha incrementado el precio oficial del dinero, la banca ha conseguido mejorar sus ingresos. «Las subidas de tipos son para los bancos comerciales el detonante de la subida de sus márgenes de interés, el principal epígrafe de sus cuentas», explica Juan Abellán, director del Máster en Mercados Financieros y Gestión de activos del IEB. Este experto recuerda que la diferencia entre lo que cobran por los préstamos y lo que pagan por el ahorro «crece cuando los tipos son más altos». Al final, los clientes han visto cómo las cuotas de sus hipotecas se han encarecido hasta cerca del 4 %; las mensualidades de los créditos al consumo, hasta el 7 %.
Compensar la menor demanda
La que podría haber sido una debilidad para todas las entidades durante 2023 -la menor demanda de créditos por parte de hogares y empresas- se ha transformado en una fortaleza. Todos los bancos han visto caer las peticiones de hipotecas, cada vez más condicionadas por un euríbor que pasó del 3,3 % de enero al 4,1 % del verano de 2023. «Esta circunstancia, que podría haber sido negativa, no ha puesto freno a la subida del margen por encima de los dos dígitos», apunta Juan Abellán. ¿Cómo lo han conseguido? Gracias al repunte del crédito al consumo, que sí ha experimentado un notable crecimiento durante todo el año pasado, hasta alcanzar un 'stock' de 178.452 millones de euros, según el Banco de España. La financiación de las compras diarias se ha convertido en un filón con una economía acechada por la pérdida de poder adquisitivo y la inflación. El propio crecimiento de la economía también ha servido de revulsivo para las cuentas del sector. «Hemos mejorado nuestro volumen de negocio en España», han insistido casi al unísono todos los ejecutivos de los bancos durante la última semana. «Los tipos elevados siguen arrojando buenos márgenes por intereses y crecimiento», apunta Diego Morín, analista de IG.
Fuentes del sector bancario explican otra realidad que se ha venido asentando en los últimos años: la captación de clientes, tanto por la llegada de nuevos -en muchos casos, extranjeros con trabajo en España- como por la concentración.
Inversiones frente a ahorro
Si hay una realidad que sigue cambiando la configuración del negocio bancario es la de la apuesta por los productos de inversión. Con los depósitos remunerando cuantías que no satisfacen a los clientes, la banca ha puesto sobre la mesa opciones como los fondos de inversión e incluso su gestión en productos como las Letras del Tesoro. Es el objetivo de un sector cada vez más enfocado al asesoramiento patrimonial frente a la mera gestión de las cuentas corrientes y la operativa que cada vez se enfoca más en la digitalización. El cambio no es baladí para la cuenta de resultado ya que los ingresos por comisiones en inversiones son mucho más cuantiosos, lo que eleva los ingresos del sector en su conjunto.
A pesar de estos buenos resultados, y de las previsiones que han realizado los ejecutivos, los analistas marcan algunos peros en las cuentas de 2024. El primero está relacionado con la propia rebaja de tipos previsible para este año. «Las cifras pueden ir deteriorándose», explica Diego Morín, quien señala que «otro factor a tener en cuenta es el incremento de las provisiones», lo que anticipa un alza de la morosidad. Por su parte, Javier Cabrera, analista de XTB, señala algunos avisos que han dado los resultados del último trimestre del año pasado en todas las cuentas de resultados. Y anticipa «un 2024 que va a ser más complicado para conseguir récord», aunque también prevé «una mejor perspectiva a partir de 2025 con un período de tres a cinco años» en el que estima que los tipos se situarán en una banda media entre el 2% y el 4%. Para hacer frente a cualquier contingencia, la banca ha sabido guardar más dinero (provisiones), otra variable que ha reconfigurado sus cuentas a mejor.
Los bancos con actividad en España ya han digerido el pago del impuesto extraordinario que les aplicó el Gobierno y que previsiblemente prorrogue, como recoge el acuerdo de coalición entre PSOE y Sumar. Aunque las entidades insisten en que se puede cambiar el modelo del tributo, tal y como han conseguido las energéticas. ¿Qué opciones tienen? El presidente de BBVA, Carlos Torres, ya apuntaba en la presentación de resultados que «tendría sentido que se dedujeran las inversiones a las que ayudamos a financiar y se realicen en estos campos», en referencia a la transición energética o la descarbonización. Es una de las vías que maneja el sector para reclamar a Hacienda algún cambio en el gravamen. Es decir «si se realizan inversiones en sostenibilidad, los que ponemos la financiación somos los bancos y esa situación se podría beneficiar fiscalmente», indican varias fuentes del sector. Otra fórmula que maneja la banca es la vía italiana. El Ejecutivo de Meloni introdujo un cambio en el tributo: si los bancos afectados por esta medida decidían reforzar sus niveles de capital con un importe que multiplique en dos veces y media lo que les correspondería pagar por el impuesto extraordinario, quedarán liberados. Eso sí, esas reservas no podrán utilizarse para remunerar a los accionistas a través del reparto de dividendos o programas de recompras. Por ahora, las conversaciones entre banca y Hacienda son inexistentes, a la espera de un diálogo que reactive la posibilidad de modificar el impuesto.