El BBVA pide permiso al BCE para formalizar su opa hostil sobre el Sabadell

J. M. Camarero MADRID / COLPISA

ECONOMÍA

Vincent West | REUTERS

El banco presidido por Carlos Torres sigue los trámites previstos en el calendario de la operación, que puede prolongarse hasta ocho meses

04 jun 2024 . Actualizado a las 19:25 h.

El BBVA sigue adelante con el proceso para formalizar la opa hostil sobre Banco Sabadell al haber pedido el permiso oficial al Banco Central Europeo (BCE), que debe pronunciarse sobre la operación. De esta forma, la entidad presidida por Carlos Torres completa el abanico de solicitudes que debía realizar a distintos organismos para que avalen, en su caso, la oferta de venta que realizaron el pasado 9 de mayo sobre la entidad presidida por Josep Oliu tras fracasar el intento de fusión acordada de principios de mayo.

El BCE debe pronunciarse como máximo responsable de las entidades financieras de la zona euro ante una fusión que afectará a una parte relevante de su mercado. Además, el BBVA también se ha dirigido a las autoridades marroquíes, así como a las británicas, donde Sabadell tiene sucursales, tal y como le obliga la legislación, en un calendario que está repleto de autorizaciones a ocho meses vista.

Hasta ahora, Fráncfort se ha limitado a indicar que tienen una «clara visión sobre la consolidación» bancaria. De hecho, la institución siempre ha defendido integraciones supranacionales, entre bancos europeos, más allá de las que se materialicen en cada país. El vicepresidente del BCE, Luis de Guindos, afirmaba hace un mes que hay que ser «absolutamente prudentes, en este momento no sabemos si la operación va a cristalizar, depende de los accionistas. Pero el BCE tiene que autorizarla y lo hace siempre basado en el principio de solvencia y en el principio prudencial. Nosotros lo que buscamos es la estabilidad del sistema financiero en la zona euro y España es un país importante», aseguró en un foro en Madrid.

Esta petición al BCE llega un día después de que se conociera que el BBVA había remitido la solicitud de autorización a la Comisión Nacional de los Mercados y de la Competencia (CNMC) para lanzar la operación. La entidad habría completado este paso el pasado viernes, una semana después de haber presentado la solicitud de autorización para realizar la opa ante la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).

El BBVA habría remitido un folleto distinto a cada supervisor, puesto que Competencia revisará el nivel de concentración bancaria que haya con la entidad resultante de la OPA y la fusión, mientras que la CNMV se encargará de revisar la información que BBVA ha proporcionado al mercado para realizar la OPA.

Un largo periplo

Para lanzar la OPA de carácter hostil sobre el Sabadell, el BBVA necesita dos autorizaciones previas: la del Banco Central Europeo (BCE) y la de la CNMV. En todo este proceso, el primer visto bueno será el del BCE, que es lo que le servirá a la CNMV para permitir a BBVA que abra el período de aceptación de la OPA, que podría extenderse de 15 a 70 días. La ley que rige estas operaciones contempla la posibilidad de ampliar la operación en caso de «resultar necesario».

Tal y como se recoge en la Ley de Defensa de la Competencia, el análisis de control de concentraciones se compone de dos fases. En una primera fase, que dura «un máximo de un mes», se analiza la operación y el consejo de la CNMC decide si la operación debe ser archivada, si es susceptible de ser autorizada (con o sin compromisos) o, si por el contrario, la concentración requiere ser analizada más detalladamente por los problemas de competencia que pueda generar.

Esto daría paso a la segunda fase del procedimiento, donde se contempla la participación de terceros interesados, y se puede extender un máximo de tres meses sin incluir posibles pausas. Tras el análisis en segunda fase, la CNMC puede resolver autorizar la operación, archivarla, autorizarla con compromisos, autorizarla con condiciones o prohibirla. En los tres últimos supuestos, Competencia debe trasladar su decisión al Ministerio de Economía, que puede elevarla, a su vez, por «razones de interés general», al Consejo de Ministros en un plazo de 15 días.

Las dos últimas fusiones bancarias, la de CaixaBank y Bankia por un lado, y la de Unicaja y Liberbank por otro, fueron aprobadas en primera fase con condiciones. En el primer caso, la CNMC tardó cuatro meses, mientras que en el segundo no llegó a dos meses. En ninguna se hizo a través de una OPA hostil.

Sin embargo, el Gobierno ha mostrado desde el anuncio de la operación su negativa a la fusión entre BBVA y Sabadell. La cara visible de este veto la ha representado el ministro de Economía, Carlos Cuerpo, quien ha mostrado dudas sobre el impacto que tendría esa integración en la competitividad del sector bancario, como ha ocurrido con la remuneración de los depósitos. Además, Cuerpo siempre ha recordado que si sale adelante la fusión, tres grupos bancarios controlarán el 70 % del mercado. En cambio, en países como Alemania, Francia o Italia los tres primeros bancos representan el 50 % de la cuota o menos.

La ley de reordenación del sector bancario del 2014 es la que permite al Ejecutivo tener la última palabra sobre la fusión, una vez que supere todos los trámites legales y de que los accionistas de Sabadell aceptasen la operación. Cuerpo ha insistido en que aunque la opa salga adelante y cuente con todos los informes (BCE, CNMC, etc.) a favor, el Gobierno actuará según «su propio criterio» en su decisión final.