Tú me pagas por mi esfuerzo, yo te doy resultados

Sofía Vázquez
SOFIA VAZQUEZ LA VOZ

ECONOMÍA

María Pedreda

Paco Miro, presidente de Otto Walter Internacional, analiza las relaciones laborales actuales en el libro «¿Por qué hoy los jefes dirigimos voluntarios?»

09 jun 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Ir encantado al trabajo supone, cuando menos, tener buenas relaciones personales. Y casi nunca es fácil. Tener un compañero o jefe irritante hace que el café de primera hora de la mañana sea amargo. Paco Muro, presidente ejecutivo de la consultora Otto Walter International, acaba de lanzar el libro ¿Por qué hoy los jefes dirigimos voluntarios? Tener claves para solucionar problemas siempre es útil.

—¿Cómo es el (jefe) «impresentable perfecto»?

—Son los jefes maleducados, que faltan el respeto a menudo y pierden las formas fácilmente, no están a la altura, vanidosos, prepotentes y que creen ir sobrados, incapaces de reconocer sus carencias y errores y con afán de protagonismo. Van de superiores y no escuchan a nadie, exhibiendo realmente una gran incompetencia en muchas facetas. Nunca apoyan a su equipo en la dificultades o errores, solo se rodearon de sus amiguetes y favoritos evitando el trato con el resto, con cero trato humano, falta de criterio y nula capacidad para que el equipo tenga claros los objetivos o prioridades. Dan caña y por supuesto jamás reconocen el trabajo bien hecho.

—¿Qué son los voluntarios?

—Todos somos hoy voluntarios. Los contratos hablan de una remuneración por unas horas determinadas para unas tareas. Y ya. Lo de poner interés, involucrarse en el proyecto, querer mejorar, etcétera., no lo pone en ningún sitio. Con hacer lo justo se cumple con el contrato, el resto es voluntario, y sin alto rendimiento no llegamos. Eso es algo que los jefes activan o desactivan en sus colaboradores según les traten, según dirijan. La relación laboral es hoy de igual a igual: tú me pagas por mi esfuerzo y yo te doy los resultados, pues estamos en paz. Ahora los jefes deben ganarse a sus voluntarios,

—¿Cuáles son las conductas más irritantes de los jefes?

—Con los datos en la mano del estudio que realizamos, la mitad de los profesionales han sufrido alguna vez en su vida laboral falta de respeto de su superior jerárquico. Un tercio han padecido prepotencia, falta de escucha, incompetencia directiva y falta de apoyo. Uno de cada cuatro falta total de trato humano, nula implicación del jefe, pésimo control y actitudes autoritarias. Estas son las mayoritarias, y se añadirían la falta de cumplimiento de compromisos, mala comunicación o injusticias y falsedades, que uno de cada cinco profesionales manifiesta haber vivido alguna vez.

—¿Con qué empleados tóxicos se van a tener que enfrentar?

—Preguntados miles de jefes, el 90 % confiesa que han tenido que lidiar con personas conflictivas, generadoras de todo tipo de problemas y tensiones. Dos de cada tres se han encontrado con bajo rendimiento, escaqueo y auténtica holgazanería. La mitad con incompetentes incapaces de realizar adecuadamente su función y sin intención de mejorar. Y cabe mencionar el 40 % de jefes que se han enfrentado en su recorrido a empleados que han robado, engañado y mentido. Las mujeres jefe también destacaron que casi la mitad de ellas han sufrido arrogancia por parte de personas de sus equipos.

—Truco para acabar con el empleado tóxico.

—Lo primero es descartar que el tóxico sea el jefe, porque para un jefe tóxico lo son todos los que no le siguen su juego. Cabe diferenciar entre una persona con un problema a una problemática, que no es lo mismo. Los empleados tóxicos de verdad nunca van a mejor. Quizá en otro lugar, en otra empresa. Pero siempre toca actuar. Jardinero que no sabe podar, jardín que no triunfa.