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Europa declara la guerra a la plataformas chinas: Shein o Temu pagarán aduanas

Zigor Aldama MADRID / COLPISA

ECONOMÍA

Javier Cebollada | EFE

La Comisión Europea propondrá eliminar las exenciones a envíos de menos de 150 euros para proteger a las marcas locales

29 jul 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Un reloj inteligente por 15,99 euros. Un bikini por diez. Quince bombillas LED por 6,53 euros. Y así hasta el infinito. Las plataformas de comercio electrónico transfronterizo de China han sacudido el comercio occidental con la misma estrategia: producción low cost, envíos directos a través de poderosos canales logísticos, y un pírrico beneficio que muchos estiman incluso negativo. Nombres como Aliexpress, Temu o Shein se han convertido en gigantes que dominan el mercado de numerosos productos: desde el ultra fast fashion, hasta la electrónica básica. Pero en esta ecuación de éxito destaca otro elemento: los impuestos. El gigantesco bazar online chino solo empezó a pagar IVA a partir de julio del 2021, y todavía está exento de derechos de aduanas y de aranceles para envíos con un valor inferior a los 150 euros. El año pasado entraron en la Unión Europea nada menos que 2.300 millones.

Y los comerciantes locales afirman que esto destruye su negocio. «No puedo competir porque tengo unos costes muy superiores: tengo que abonar el alquiler de la tienda y sueldos que no tienen nada que ver con los chinos», comenta Marina Fernández, que regenta una tienda de iluminación en Bilbao. «Algunos critican que mucho de lo que nosotros vendemos también está hecho en China, pero no tienen en cuenta el trabajo que hacemos para asegurar la calidad del producto y el servicio al cliente posterior a la compra», se defiende.

No cumplen los estándares

No es la única que piensa así. El pasado mes de febrero, una asociación de fabricantes europeos de juguetes adquirió en Temu 19 piezas diferentes y las analizó a fondo: ninguna cumplía los estándares y 18 suponían un serio peligro para los niños. «No es solo un problema de calidad que reduce la vida útil de las cosas. Puede suponer también un peligro para la seguridad», añade Fernández, que, en su ámbito, destaca la posibilidad de provocar un cortocircuito. «Dos cosas pueden parecer iguales a la vista, pero ser completamente diferentes debajo de la carcasa», sentencia. 

Competencia desleal

La Comisión Europea no tiene dudas al respecto: las plataformas chinas hacen competencia desleal. Y, por eso, según ha avanzado el Financial Times, este verano propondrá la eliminación del mínimo de 150 euros para imponer derechos de aduana a todos los paquetes que procedan de fuera de la UE, no solo de China. Es una medida que ya se planteó en mayo del año pasado y que busca proteger a la industria local encareciendo los productos chinos. Lo mismo que ha hecho con los coches eléctricos del gigante asiático, que ahora cuestan hasta un 38,1 % más por los aranceles que han entrado en vigor este mes.

En Estados Unidos plantean hacer exactamente lo mismo. Sobre todo porque, al otro lado del Atlántico, las reglas son todavía más favorables al comercio online chino: todos los productos que cuesten menos de 800 dólares entran sin pagar impuesto alguno. Es lo que se conoce como norma de minimis, y el año pasado se beneficiaron de ella más de mil millones de envíos —un 53 % más que en el 2022— con un valor estimado en 54.500 millones de dólares. En ocho años, el volumen de estas compras se ha multiplicado por 6,4.

Por si fuese poco, Washington asegura que este es también un coladero para todo tipo de productos ilegales. «No menos del 94 % de todas las importaciones entran con la regla de minimis, y suponen el 90 % de los narcóticos ilegales, productos agrícolas no autorizados y falsificaciones», afirma el presidente del Comité para la Competencia Estratégica, Mike Gallagher.

Por si fuese poco, Washington asegura que este es también un coladero para todo tipo de productos ilegales. «No menos del 94 % de todas las importaciones entran con la regla de minimis, y suponen el 90 % de los narcóticos ilegales, productos agrícolas no autorizados y falsificaciones», afirma el presidente del Comité para la Competencia Estratégica, Mike Gallagher, que denuncia la destrucción de empleo y de tejido industrial nacionales. «Si el Congreso no toma cartas en el asunto, el comercio local tendrá que trasladar sus operaciones y empleos a China», argumentó, señalando que Shein y Temu —que representan el 30 % de los envíos— pagan cero dólares de impuestos en Estados Unidos. El fin del de minimis podría incrementar el precio de cada paquete entre 20 y 30 dólares, restando gran parte del atractivo a las compras online desde el gigante asiático.

Obligado cambio de modelo

Es solo cuestión de tiempo que Occidente ponga barreras a estos negocios, que afectarán también a los 'influencers' que venden productos fabricados y enviados directamente desde China, un modelo conocido como 'drop-shipping'. Dependiendo de los impuestos que se impongan, el golpe puede ser sustancial. «Creo que hará subir los precios para los consumidores y que, por tanto, comprarán menos en general y en particular en esas plataformas. Será bueno para la oferta local», vaticina Luis Galán, director de la consultoría especializada en comercio electrónico chino 2Open.

Celia Bernardo, fundadora de la marca de moda Celia B y defensora del slow fashion, también cree que el impacto puede ser «heavy», que Europa «va a recaudar un montón de dinero», y que «seguramente se ralentice la compra de fast fashion». No obstante, esta diseñadora asturiana, que trabajó para grandes firmas chinas, vaticina que las plataformas se adaptarán «y acabarán abriendo centros logísticos como los de Amazon para evitar los impuestos de alguna forma».

Un modelo insostenible

A esto hay que añadir la presión que ejerce el encarecimiento del transporte, un elemento que reduce la competitividad de los productos. «Las plataformas chinas han entrado haciendo dumping con sus productos. Si no pierden dinero en la venta, lo hacen con las devoluciones. Lo cierto es que resultan artificialmente baratos, porque la estrategia es ganar cuota de mercado y aumentar después los precios, pero cualquier variación en el transporte, por ejemplo, puede hacer insostenible este modelo», comenta un empresario español afincado en Shanghái que pide mantenerse en el anonimato y que apoya los gravámenes.

No obstante, también hay quienes temen que los impuestos afecten a la población occidental con menos recursos, que ahora tiene a su disposición alternativas más económicas, y que se dispare la picaresca. Al fin y al cabo, los inspectores de Aduanas ya están completamente desbordados ahora, como para ponerse a hacer más chequeos. «Algunas empresas ofrecen declarar valores inferiores a los reales para no pagar impuestos. Esto puede conllevar la confiscación de la mercancía, costes añadidos e incluso una multa a la recepción del paquete», advierte la Aduana europea, que tendrá que incrementar sus recursos para que esta amenaza no quede en papel mojado.