El plan piloto al que optan 41 pymes industriales aún no se ha resuelto
15 ago 2024 . Actualizado a las 12:12 h.La tensa negociación entre Gobierno, sindicatos y patronal para reducir la jornada laboral legal en 2,5 horas semanales ha arrinconado el debate más ambicioso sobre la semana laboral de cuatro días, gran promesa que se abrió paso tras una pandemia que puso en cuestión la manera de trabajar hasta ese momento. El debate parlamentario sobre la reducción de la semana laboral de 40 a 32 horas lo abrió Más País -la formación de Íñigo Errejón ahora integrada en Sumar-, que condicionó su apoyo a los presupuestos de 2021 a la puesta en marcha de un programa piloto que el Gobierno se comprometió a financiar con 50 millones de euros. La dotación económica para implementarlo se retrasó a los presupuestos de 2022 por un importe muy inferior (10 millones), su puesta en marcha no llegó hasta 2023 y a día de hoy aún no se ha resuelto la convocatoria a la que se presentaron 41 pymes industriales.
El objetivo del programa, que acumula meses de retraso, es impulsar la mejora de la productividad en pequeñas y medianas empresas privadas que desarrollen una actividad industrial a través de ayudas de hasta 200.000 euros a cambio de reducir durante un mínimo de 24 meses un 10 % de la jornada laboral sin bajar salarios. Las 32 horas son, en cualquier caso, una reivindicación sindical a medio plazo en un contexto europeo en el que no se ha avanzado legalmente hacia ese objetivo, más allá de proyectos piloto en países como Reino Unido. Bélgica reconoció la semana laboral de cuatro días en su última reforma laboral de 2022, lo que da la posibilidad de concentrar el trabajo en menos días pero sin reducir las 38 semanales establecidas legalmente.
DELSOL y Grupo Deluxe, pioneras de los cuatro días
Entre las empresas que ya han implantado en España la semana de cuatro días hay dos compañías andaluzas, Software DELSOL y Grupo Deluxe, que con jornadas máximas de 36 horas semanales han visto crecer la productividad y no prevén dar marcha atrás a una medida que ha propiciado «trabajadores más felices». Han pasado casi cuatro años desde que Sofware DELSOL pusiera en el mapa a Jaén con la implantación de una jornada de entre 34 y 36 horas, repartidas en cuatro días a la semana que los empleados tienen flexibilidad para elegir porque la empresa está operativa de lunes a viernes. «Fue una medida muy positiva y muy bien valorada tanto por la plantilla, que pueden conciliar su vida familiar y personal, como por la empresa porque al final lo que queremos es tener trabajadores felices (...) Un trabajador feliz es mucho más productivo», señala a EFE la responsable de Recursos Humanos, Ana Arroyo. La empresa, que cuenta con una plantilla de 195 empleados, ha crecido tanto en expansión como en facturación, con unos ingresos de 21 millones de euros el pasado ejercicio.
A raíz de entrar en el listado para España de la consultora internacional «Great place to work», muchas empresas se interesaron por su modelo laboral e incluso hubo grupos políticos que le pidieron asesoramiento durante la tramitación en el Congreso de normas relativas a la igualdad y la conciliación familiar. La empresa, que hasta 2021 era propiedad del empresario jerezano Fulgencio Meseguer, fue adquirida por la italiana TeamSystem, que ha mantenido la política laboral. DELSOL ha implantado además un horario de verano más reducido del 15 de junio al 15 de septiembre, período en el que sus instalaciones permanecen cerradas y la plantilla teletrabaja 28 horas semanales.
En Granada el Grupo Deluxe, una empresa de venta directa dedicada al tratamiento de aguas, comenzó el 1 de febrero de 2020 con la semana de cuatro días a modo de prueba y un mes después la productividad ya había crecido un 20 % con respecto al mismo período del año anterior. «Es una medida viable en cualquier sector adaptando la actividad de cada empresa a sus necesidades», explica a EFE la responsable del departamento de Comunicación, Arancha Solís. Con medio centenar de trabajadores en plantilla, Grupo Deluxe fue otra de las empresas pioneras en instaurar la medida, aplicando a sus empleados diferentes horarios en función del departamento al que están asignados, con un máximo de 36 horas. Aunque el horario depende de la función de cada uno, no ha sido necesario establecer turnos para cumplir con la jornada de cuatro días a la semana, de modo que todos acaban el jueves y no regresan a sus puestos hasta el lunes siguiente. Habitualmente, el personal de Telemarketing termina el jueves a las tres, el de Administración a las cinco y el que más tarde acaba es el de Atención al Cliente, a las seis, señala Solís. Una de las trabajadoras del grupo, Patricia Ochoa Jiménez (teleoperadora), explica a EFE que trabajando un día menos a la semana se percibe mucho el descanso: «Lo notas mucho, vienes con más ganas a trabajar, las semanas se hacen más cortas y estás más motivada pensando en que llegue otra vez el jueves para desconectar».