Northvolt, la gran promesa europea de las baterías, se declara en quiebra y su cofundador abandona la compañía

C. P. REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

NORTHVOLT | REUTERS

El fabricante sueco, que acumula una deuda de 5.600 millones, registró pérdidas anuales de 1.100 millones de euros

25 nov 2024 . Actualizado a las 08:06 h.

Ocho años después de su nacimiento, la compañía sueca Northvolt se ha declarado en quiebra. Lo ha hecho esta semana, en Estados Unidos, tras acumular una deuda con acreedores de 5.600 millones de euros y ser incapaz de vislumbrar la luz al final del túnel —en el 2023 triplicó sus pérdidas, hasta los 1.100 millones de euros—. Ni prestamistas ni inversores ni clientes han querido alargar la agonía de la gran promesa europea de las baterías, la compañía que iba a romper el monopolio asiático en el mercado de la UE.

Northvolt contaba con el apoyo financiero de gigantes de la automoción, como Volkswagen (y su unidad sueca de camiones, Scania), Volvo o BMW, para suministrar las pilas de sus coches eléctricos. Sin embargo, una conjunción de desdichas convirtieron el 2024 en el año de su bancarrota.

La primera razón que explica el descalabro tiene que ver con la ralentización de las ventas de eléctricos de sus clientes. Los fabricantes chinos han inundado el mercado de la UE con vehículos más baratos. En segundo término, tiene que ver con la estructura de costes —mucho más altos que los de los competidores asiáticos—, problemas de calidad, y de cumplimiento de plazos en la entrega de las baterías, lo que ha llevado a algunos clientes como BMW a cancelar pedidos de hace cuatro años por valor de 2.000 millones de euros, además de negarse a inyectar más dinero en la empresa (posee el 2,8%, según Bloomberg).

En tercer lugar, tampoco han ayudado a generar confianza las pérdidas registradas en el 2023, que se dieron a conocer en verano, cuando la compañía se vio obligada a anunciar despidos en sus centros de trabajo: nada menos que el 20% del total de la plantilla. Unos 1.300 empleados. La cúpula se vio forzada también a paralizar todos los planes de expansión previstos.

No acabaron aquí las desdichas para el gigante sueco, que tuvo que hacer frente este año a una investigación criminal en Suecia por la muerte de cuatro de sus trabajadores.

Poco después de que la compañía aclarara que Northvolt Ett, su gran planta ubicada en el Círculo Polar Ártico, seguiría «realizando entregas a los clientes», pagando a proveedores clave y los salarios de los trabajadores, su cofundador y consejero delegado, Peter Carlsoon —extrabajador de Tesla Motor—, presentaba su dimisión.

CHRISTINE OLSSON | EFE

Se había terminado el sueño y, con él, se evaporaron miles de millones de acreedores como la alemana Volta Vision —desarrolla baterías—. Los 900 millones preconcedidos por el Banco Alemán de Desarrollo (KfW) o los 940 del Banco Europeo de Inversiones (BEI) todavía no han sido desembolsados.

Inversores

Hay muchos nombres conocidos entre la extensa lista de víctimas de la deficiente gestión de la cúpula de NorthVolt. El mayor inversor de la empresa es el grupo alemán Volkswagen, que en el 2019 adquirió el 20% de la empresa por 900 millones de euros, inyectando otros 500 millones este año para mantener su cuota.

Goldman Sachs, el gestor de inversiones Baillie Gifford, Scania, BMW España, varios fondos de pensiones y bancos canadienses, el fondo de pensiones danés ATP y el fondo público sueco AP-Fonden, también figuran en el listado.

Paradójicamente, el Gobierno sueco apenas está expuesto a posibles pérdidas en la reestructuración de la compañía: solo extendió 55 millones de euros en subvenciones.