Cuando el mundo se quedó sin medias, patatas, pollo y hasta papel higiénico

ECONOMÍA

A la actual crisis de los huevos en EE.UU. le precedieron otras: los aranceles y la escasez de mantequilla en Noruega desencadenó contrabando
16 feb 2025 . Actualizado a las 18:10 h.Huevos de gallina a precio de un Fabergé. Es un escenario descabellado, pero en Estados Unidos ya se llegan a pagar 10 dólares por una docena —5 dólares de media—. La culpa la tiene la gripe aviar, que se ha llevado por delante 17,5 millones de gallinas ponedoras, vaciando de paso las despensas de los supermercados. Esta no es la primera vez que en los lineales desaparecen productos comunes de nuestra cesta de la compra.
patatas
La gran hambruna. Primero fue la polilla guatemalteca, después un hongo y finalmente las fuertes lluvias las que cercenaron la producción de patata en Galicia en la última década. El tubérculo todavía germina en la comunidad, pero cuesta un 62% más en las tiendas. Cosa bien diferente a lo que ocurrió en Europa en 1840, cuando la plaga del tizón tardío devastó medio Continente. La gran hambruna se cebó con Irlanda, donde se había apostado por el monocultivo y una única variedad. El país perdió una cuarta parte de su población. Un millón de personas murieron de inanición y enfermedades asociadas. Los más afortunados, emigraron. El impacto fue mayor debido a la distribución y gestión de la tierra. Los grandes terratenientes (británicos) prohibían a los campesinos irlandeses —no podían poseer tierras por ley—, consumir el trigo cosechado. Este terminaba en las despensas de los ingleses, así que la población se quedó sin alternativas.
medias
A la guerra por el nailon. Las medias de nailon marcaron un hito en el mundo de la moda. Causaron tanto furor que en los cuatro días posteriores a su debut comercial —15 de mayo de 1940— se vendieron 5 millones de pares en Estados Unidos. Sin embargo, este accesorio desapareció de los grandes almacenes a causa de la Segunda Guerra Mundial. Se restringió su uso a fines militares —fabricación de paracaídas, cuerdas, chalecos antibala o neumáticos—. No tardó en aparecer un mercado negro. La prenda se convirtió en un objeto de lujo. Fue tan ansiada su vuelta al mercado que en octubre de 1945 se produjeron en Pittsburgh una serie de altercados entre las 40.000 personas que hacían cola a las puertas de un centro comercial para hacerse con un par. La prensa bautizó aquellos incidentes como «los disturbios del nailon».
pollo
600 restaurantes cerrados. No fue la gripe aviar ni la escasez de pienso, ni siquiera el brexit sino un problema con la empresa de reparto DHL la razón por la que la cadena Kentucky Fried Chicken (KFC) se quedó sin pollo en el Reino Unido. Fue en el 2018 y unos 600 restaurantes del país tuvieron que cerrar temporalmente sus puertas al no disponer de género fresco para sus menús. La empresa se disculpó públicamente con un hilarante anuncio de un bol de alitas vacío con las siglas invertidas FCK («fuck»), conscientes de la metedura de pata: «Un restaurante de pollo sin pollo no es lo ideal», reconocieron. Algunos clientes reaccionaron decepcionados al verse «obligados» a acudir a Burger King, una situación que se prolongó por días.
mantequilla
Aranceles y contrabando. Los noruegos ya sufrieron antes que los estadounidenses las consecuencias del proteccionismo. Fue a finales del 2011. Las fuertes lluvias estivales afectaron al pastoreo de las vacas, que redujeron su producción. No había leche para tanta demanda así que los precios de la mantequilla comenzaron a escalar alcanzando máximos en el período navideño —cuando más se consume—. La crisis se agravó por culpa de los aranceles que Noruega aplicaba a los productos extranjeros, impuestos para proteger a las granjas nacionales de la competencia exterior. Esa medida favoreció la creación de un monopolio en el sector —la cooperativa Tine producía el 90% de la mantequilla del país, exportando buena parte de ella—, para enfado de consumidores y productores de leche. El Gobierno se vio forzado a rebajar los aranceles y se dieron situaciones rocambolescas, como la detención de algún ciudadano que intentó atravesar la frontera con mantequilla de contrabando o el periódico que ofrecía medio kilo del producto para nuevos suscriptores.
papel higiénico
Pánico infundado. Antes de que los estantes de los supermercados españoles se quedasen sin papel higiénico durante la pandemia, lo que obligó en muchos casos a racionar las ventas en vísperas del confinamiento, el mundo ya había asistido a una crisis de escasez de este producto indispensable en los baños occidentales. Fue en el año 1973 cuando los estadounidenses vieron peligrar la higiene de sus posaderas. El monologuista Johnny Carson bromeó en televisión con el desabastecimiento de productos en el país: «Lo vi en los periódicos. ¡Hay una grave escasez de papel higiénico!». Sus palabras provocaron una estampida en los supermercados, obligando al personal a racionar los rollos, lo que reforzó la idea de que esa escasez era generalizada.

Sin embargo, no fue Carson el único responsable del pánico. En esas fechas, EE.UU. sufría desabastecimientos de ciertas mercancías, en parte por el embargo de crudo que impuso la OPEP a los países occidentales. Y, en ese contexto, fue el congresista republicano Harold V. Froelich quien alertó: «Un desabastecimiento de papel higiénico no es un asunto para reírse. Es un problema que afectará potencialmente a cada americano».
árboles de navidad
La crisis se los llevó. Otro caso curioso de desabastecimiento que registró Estados Unidos fue el de los árboles de Navidad. La crisis financiera del 2008 hizo que los trabajadores del campo redujeran sustancialmente las plantaciones en activo —en previsión de una caída de las ventas—. El problema es que la economía —y el consumo— tardaron menos en recuperarse de lo que tardan en crecer los abetos (entre ocho y diez años), así que hasta el 2017 todavía hubo problemas para atender el suministro a los hogares y tiendas.
medicamentos
La euforia por Ozempic. También resultan llamativos los problemas de suministro de fármacos que registró España en los últimos años. Según la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps), en la actualidad hay una lista de 745 productos que no llegan a todo el público que lo demanda por diferentes motivos: porque faltan principios activos importados de otros países, porque se frustran los acuerdos económicos con las farmacéuticas o porque se dispara la demanda. Eso es lo que pasó en el 2022 con el medicamento para la diabetes Ozempic. Muchos pacientes se quedaron sin el fármaco, que en países como Estados Unidos se popularizó entre el público que quería adelgazar. La escasez se prolonga hasta la actualidad.