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José Antonio Gómez entrega el testigo de UGT-Galicia alertando de la debilidad de la democracia

Domingos Sampedro
domingos sampedro REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

SANDRA ALONSO

El ourensano Cristóbal Medeiros obtiene 97 avales para asumir el relevo, más del doble de los 43 obtenidos por el coruñés Ángel Iglesias

26 feb 2025 . Actualizado a las 23:51 h.

Lo vivido ayer por UGT-Galicia en su primera jornada de congreso fue, como lo describió una delegada, «un día raro». Desde luego que fue inusual. Después de 20 años encadenando mandatos como secretario general del sindicato, a José Antonio Gómez (Ourense 1965) le tocó subir a la tribuna para ceder el testigo y decir adiós. «Trémenme as pernas pola responsabilidade de recoñecervos e agradecervos», dijo ante el auditorio congregado en Santiago, donde no se apreció intento alguno de pactar una candidatura de integración entre los aspirantes a tomar el relevo: Cristóbal Medeiros, secretario comarcal de Ourense, Valdeorras y Verín; y Ángel Iglesias, secretario general de la comarca de A Coruña.

Ni la presencia del secretario general de UGT, Pepe Álvarez, que anoche se incorporó al cónclave gallego, ni la de varios emisarios venidos de Madrid para intentar engrasar la negociación con la finalidad de llegar a un pacto de unidad dio sus frutos. Pasadas las 19 horas, los equipos de Medeiros e Iglesias presentaron sus respectivas listas decididos a medir sus fuerzas entre los 153 delegados, que le permita al ganador conformar una ejecutiva sin concesión alguna al derrotado.

Con ese clima enrarecido como telón de fondo, el secretario xeral saliente se subió a la tribuna. Gómez confesó que no era un día fácil para él y le pudo la emoción por momentos. Son dos décadas de mando ininterrumpido en las que el ourensano supo entenderse con la Administración gallega para llegar a acuerdos en el marco del diálogo social, supo colaborar con otra organización igual, como es Comisiones Obreras —su secretaria xeral, Amelia Pérez, presente en el congreso, dijo sobre Gómez «púxome as cousas fáciles»—, y también con la organización política hermana, el PSdeG-PSOE, con el que firmó un acuerdo para el desarrollo sostenible de la energía eólica en Galicia, un anhelo que acabó tropezando con las paralizaciones judiciales de más de setenta parques eólicos.

Vientos nada propicios

En su intervención, José Antonio Gómez previno contra el auge de la ultraderecha y de regímenes que caminan hacia «a autocracia ou a plutocracia». «Os ventos de cola non son propicios», señaló, antes de recalcar que es el propio sistema democrático lo que se está debilitando en todo occidente, comprometiendo los derechos de los trabajadores, de los inmigrantes o incluso de las políticas desplegadas desde el ámbito público.

Tras alertar contra el exceso de polarización política y las grandes dosis de desinformación que intoxican la sociedad, Gómez también hizo un llamamiento a poner en el centro del debate la importancia del diálogo social, que consideró «imprescindible» para poder avanzar. Junto a eso, reivindicó una política industrial «ambiciosa», el mantenimiento de servicios públicos, a la vez que apeló a trabajar unidos para hacerle frente «á precariedade, ás desigualdades e ás inxustizas».

En la apertura del congreso de UGT-Galicia también tomó brevemente la palabra el presidente de la Xunta, Alfonso Rueda. Lo hizo para agradecer la «lealdade» y «firmeza» que exhibió siempre Gómez en la defensa de sus posiciones en los años en que ambos coincidieron. Y definió al dirigente sindical como «unha persoa que o fixo ben, porque, ante todo, foi persoa».

El clima de entendimiento de los discursos no se trasladó al plenario, donde las dos candidaturas en liza medían fuerzas para ir al choque: Medeiros presentando ya por la noche 97 avales, e Iglesias, otros 43.