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Harvard expulsa a 60 alumnos por copiar en los exámenes

Victoria Toro NUEVA YORK / CORRESPONSAL

EDUCACIÓN

La Universidad investiga qué decano filtró la noticia a la prensa

12 mar 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

La Universidad de Harvard no vive su mejor momento. Acaba de saberse que la administración del centro académico espió los correos electrónicos de dieciséis de sus decanos. Este hecho es consecuencia de otro problema que vivió la universidad en septiembre: entonces, más de 125 estudiantes fueron investigados porque se sospechaba que habían copiado en un examen final.

Todo comenzó cuando el asistente de uno de los profesores de Harvard que corregía exámenes finales durante el verano pasado se dio cuenta de que algunas de las respuestas eran idénticas. Denunció el hecho. Se investigó, y 125 estudiantes quedaron bajo sospecha de haber hecho trampa. El rectorado intentó mantener la noticia en secreto porque suponía un descrédito del centro académico.

Harvard está considerada una de las mejores, si no la mejor, universidad del mundo. Sus alumnos pagan solo de matrícula unos 50.000 euros anuales. El centro busca atraer a los mejores, pero para conseguir que los más brillantes estudien en sus aulas tiene que ofrecer una altísima calidad intelectual, una calidad que está radicalmente reñida con las trampas.

Así que la noticia de que 125 alumnos estaban siendo investigados por fraude en los exámenes era todo menos una buena publicidad para la universidad. Por esa razón, los administradores intentaron que la noticia no saliera de los muros universitarios. Pero no lo lograron. Dos periódicos, el Boston Globe y el New York Times, se enteraron y lo publicaron. Los medios del resto del mundo no tardaron en hacerse eco del escándalo.

Hace un mes, la universidad comunicó discretamente que había encontrado que 60 de los 125 alumnos investigados habían copiado, por lo que los expulsó. Parecía que ahí acababa la historia de trampas, pero no fue así. Otra vez el Boston Globe publicaba hace dos días que la administración de la universidad había espiado los correos electrónicos de dieciséis de los decanos de la universidad para saber quién de ellos había filtrado la noticia del examen copiado.

Sin aviso previo

Harvard aseguró que «la investigación» de los emails de los decanos se ajusta a las normas de privacidad de las comunicaciones de la institución, que establecen que los administradores pueden acceder a las cuentas del personal «a fin de evitar daños a la Universidad». Claro que esas normas establecen que se debe avisar con anterioridad al personal investigado, lo que no se hizo. El portavoz de Harvard se vio obligado a afirmar que era «falso» que revisasen rutinariamente las cuentas de correo del personal. Y este es el último capítulo del escándalo. Por ahora.