Singapur no quiere aulas tan competitivas

EDUCACIÓN

Clase de educación infantil en una escuela de Singapur
Clase de educación infantil en una escuela de Singapur Ministerio de Educación de Singapur

Hasta ahora, las familias sabían qué posición exacta ocupaba su hijo en el total de la clase y el curso. Eso desaparecerá para que el alumno se centre en su propio aprendizaje

15 oct 2018 . Actualizado a las 10:15 h.

Se ha dicho estos días que Singapur eliminaba las calificaciones en la escuela primaria y secundaria, pero no es así. Lo que el ministro de Educación, Ong Ye Kung, anunció la semana pasada es que desaparecerán los ránkings de la clase, una figura que aquí se desconoce. Y es que hasta ahora, un alumno y su familia sabían exactamente qué lugar ocupa dentro del aula y el curso. Además, se indicaban las notas más altas y más bajas de la clase y había una competición de facto entre aulas. En los informes de cada alumno se destacaba con subrayados las peores notas (antes, en España, los suspensos se presentaban en rojo). Ong Ye Kung cree que eliminando estos datos, el niño puede entender «desde joven que el aprendizaje no es una competición, sino una autodisciplina que debe dominar de por vida».

Y eso lo dice el país cuyos estudiantes de 15 años sacan 564 en Matemáticas, 556 en Ciencias y 535 en Lectura (Galicia, por encima de la media estatal, tiene 494, 512 y 509). Es cierto que Singapur es un país muy pequeño, prácticamente una ciudad Estado, con una altísima densidad de población (supera en casi un 50% a Madrid) y con el puerto comercial más activo del mundo; a la secundaria camino de la universidad llega solo la elite y por tanto ofrecer una educación de calidad es muy fácil desde el punto de vista organizativo, aunque también hay que destacar que nació como país en 1965, después de haber sido colonia en el último siglo. La primera vez que Singapur apareció en PISA fue en el 2009, aunque ya entonces estaba en la parte alta de la tabla.

Los alumnos de primero y segundo de primaria no tendrán exámenes, pero sí calificaciones

El proceso de adaptación a este nuevo sistema será gradual. Así, el próximo curso desaparecerá el lugar del ránking de clase que ocupa el alumno tanto en primaria como en secundaria; dejarán de subrayarse los suspensos; las calificaciones serán de número enteros, redondeando hacia arriba a partir de 0,5; y para los más pequeños (1.º y 2.º de primaria) no habrá exámenes, aunque sí calificaciones. Para el futuro (2023) se prevén una serie de programas para reforzar el desarrollo personal y ayudar a los estudiantes a adquirir habilidades del mundo real (a través del teatro, el deporte, o aspectos más técnicos como la informática, la robótica o la electrónica). La idea es que los jóvenes encuentren su orientación profesional más allá de la banca, la administración y la medicina. 

Un boletín de notas amplio y polémico

El Ministerio de Educación mostró un ejemplo de boletín de notas con los cambios que se van a introducir. El ejemplo es el de una joven de 14 años que se llama Joyce y que tiene un 56 de nota (sobre 100), con 393 puntos sobre 700 (dato este que desaparecerá). En el boletín tradicional se indica que Joyce es la número 41 de 42 alumnos en la clase y su posición total del curso es de 152 sobre 165 estudiantes. Todo eso se va a eliminar y la familia sabrá qué puntuación tiene en total (56% del total de conocimientos exigidos) y por materias en la misma tónica (Un 70% en Chino, un 60% en Matemáticas o un 46% en Química, por ejemplo). En paralelo, la familia recibe tres hojas más de información complementaria sobre las que no habrá cambios en el futuro: una valoración general del comportamiento (muy bueno en el caso de Joyce); un comentario sobre su desempeño en el aula (Joyce, dice su maestra, muestra un gran respeto en clase, participa activamente en los debates, mantiene una mente abierta hacia las opiniones ajenas y es capaz de presentar información a sus compañeros con gran confianza); una valoración de cómo desarrolla sus capacidades personales, que van de ser «apta» a «excelente» o «progresa adecuadamente» (respeto, resilencia, integridad, servicio, excelencia y liderazgo); su índice de masa corporal; su capacidad física; y otros factores, como su participación en actividades solidarias (que se marcan con las horas empleadas), sus actividades extraescolares (que se valoran por el porcentaje de asistencia a las clases), y los premios que ha recibido

Exámenes y reválidas en cada etapa

El competitivo espíritu que tradicionalmente se asocia con Asia encontraba hasta ahora en el sistema educativo de Singapur un camino a seguir. Con exámenes desde los seis años, los niños pasan a lo largo de su vida escolar por varias reválidas, que si bien no les llevan a repetir, sí condicionan su futuro laboral. Al terminar la primaria, los alumnos realizan un examen oficial que decide la modalidad y el tipo de educación secundaria que realizarán, dependiendo de sus capacidades; al término de la secundaria harán otra vez un examen que los derivará a la universidad, a los estudios técnicos superiores o a los profesionales (cocina o peluquería, por ejemplo). Hay cierta movilidad en los grupos, ya que si estás entre los mejores o entre los peores puedes pasar al otro nivel.