Los fallos en la estrategia y la ausencia de un discurso gallego frenaron a Caballero
14 jul 2020 . Actualizado a las 07:44 h.Las imágenes tomadas la noche electoral en la sede central del PSdeG-PSOE son un fiel reflejo del tipo de partido que ha construido Gonzalo Caballero, una dirección huérfana de poder institucional y de referentes sociales. Entre las personas de gesto circunspecto que rodeaban al líder socialista no había ni uno solo de los 110 alcaldes que tiene el partido en Galicia, ni tampoco estaban los presidentes de las diputaciones o el responsable de la Fegamp. Ese poder institucional del PSdeG queda situado al borde del abismo con la debacle del 12J y el sorpasso que el BNG le dio al PSOE en ciudades reconquistadas hace solo un año, como A Coruña o Santiago, así que exigen a Caballero que abra una reflexión para analizar las causas de este revés.
Los antecedentes
Apuesta nula por la integración. Cuando Touriño ganó el congreso de 1998, donde se inició su carrera hacia la Xunta, siempre contó con su rival, Miguel Cortizo, en el juego parlamentario y los equipos que formó. Zapatero ganó un congreso en el 2000 y a su principal rival, José Bono, lo hizo ministro, primero, y presidente del Congreso, después. Gonzalo Caballero, en cambio, actúa de otra manera. Entonó el «yo, me, mí, conmigo» y se dedicó a fumigar no solo a sus rivales de las primarias del 2017, sino también a los que trabajaron por su victoria. Con la elaboración de las listas pudo enmendarlo, pero no quiso, pues convirtió en candidatos a las chinas en el zapato que tenían algunos alcaldes urbanos.
El equipo
Ascenso de una «fidalgía» dedicada a aplaudir. Gonzalo Caballero se ha rodeado de un equipo cerrado de «hijos de», descendientes de antiguos cargos que conforman la «fidalgía socialista», como la definen algunos militantes. El padre de Caballero fue candidato en Ponteareas y su tío es alcalde de Vigo. Pablo Arangüena, su número dos, exhibió galones en cada mitin recordando que su padre, Luis, refundó el PSdeG en 1974 junto a Paco Vázquez, y otros de su núcleo duro, como Noa Díaz o Martín Seco, también viven del capital político de sus padres, lo que suscita recelos entre los militantes carentes de apellidos ilustres.
La campaña
La acrítica subordinación a Madrid causó estragos. «Que lle pedimos ao Goberno de España para Galicia nos últimos dous anos? Nada». La reflexión la aporta un miembro de la ejecutiva del PSdeG para poner el foco en lo «errática» que fue, en su opinión, la estrategia de subordinación a Madrid desplegada por Gonzalo Caballero durante la campaña y su etapa en el partido. El PSdeG defendió de manera acrítica todas las decisiones del Gobierno central y cada vez que un ministro le dio una palmada en la espalda a Caballero para agradecerle su lealtad, le estaba regalando votos al BNG.
El discurso
Galicia, en segundo plano en el PSdeG. Feijoo supo meterse en la campaña con su apuesta por la moderación y la gestión, y Ana Pontón se abrió hueco enarbolando la defensa de los intereses de Galicia. En cambio, la apuesta de candidato Caballero quedó más difuminada. «Era evidente que apostaba por el cambio, ¿pero un cambio para qué?», valora una dirigente socialista de Pontevedra, que entona el mea culpa por no haber sabido trasladar lo que querían hacer.
Los resultados
El «sorpasso» del BNG da la alarma para los alcaldes. El alcalde de Santiago recuperó la alcaldía hace un año, después de ser tercera fuerza, y el 12J lo devolvió a una realidad amarga: la de un BNG que le sacó 2.000 votos de ventaja y que se propone hacer bien las cosas para disputar la alcaldía en el 2023. El mismo pánico escénico produjeron los resultados a los alcaldes de A Coruña, Ferrol y Lugo, también sobrepasados por el BNG, o en el de Vilagarcía, que ganó por mayoría absoluta en el 2019 y ahora sucumbió ante el Bloque.
Las consecuencias
Caballero se aferra en un partido que exige reflexión. Son pocos los que hablaron para afearle a Caballero el revés electoral, así que el secretario xeral vio un resquicio para plantear una hoja de ruta para aferrarse al cargo y volver a ser candidato. Algunos tocaron el silbato: López Orozco, ex alcalde de Lugo, advirtió en Twitter que falló «la estrategia y el discurso»; el ministro Ábalos tildó el resultado de «insuficiente» y la alcaldesa de A Coruña, Inés Rey, pidió una «reflexión serena» por no lograr el cambio que el PSOE esperaba.
Gonzalo Caballero elude la autocrítica y sugiere que optará a otro mandato
d.s.
Revitalizar, relanzar el PSdeG, abrir el partido a la sociedad. Son acciones verbales pronunciadas ayer por el secretario xeral de los socialistas gallegos, Gonzalo Caballero, para reaccionar al revés electoral sufrido la noche del domingo, que dejó a su formación confinada en la tercera posición, después de que, a lo largo del 2019, ganara dos elecciones en Galicia por primera vez en la historia, superando al PP.
Caballero no parece observar debacle alguna, si acaso una «insatisfacción do progresismo galego» por no lograr desalojar al PP de la Xunta, y dice tener «un apoio moi forte» de la dirección federal, así que sugiere que optará a un nuevo mandato para volver a ser candidato en el 2024.
En una comparecencia en la sede central del PSdeG, Caballero anunció que el jueves reunirá a la ejecutiva «para marcar a mellor folla de ruta para os próximos tempos». Nunca antes el PSdeG había aguardado cuatro días para analizar los resultados, pues solía reunir a la dirección al día siguiente de los comicios.
En todo caso, Caballero anticipó que su intención es la de trabajar desde la oposición y evitó hacer cualquier tipo de autocrítica sobre la campaña o el resultado. Al contrario, puso en valor que los socialistas avanzaron un punto y medio en porcentaje de voto y ganaron un diputado en relación al 2016, si bien su expectativa era de lograr un cambio político y presidir la Xunta.
Efecto del confinamiento
El único motivo esbozado por el líder del PSdeG para explicar los malos resultados tiene que ver con la pandemia del covid-19. «O que fixo o confinamento foi poñer o contador a cero», razonó, pues entiende que se desmovilizó su electorado y después hubo que activarlo de nuevo en una «situación moi complexa». Aludió incluso a su cabeza de lista por Lugo, Patricia Otero, que estuvo confinada una semana sin hacer campaña, lo que pudo influir en el resultado.
Caballero fue elegido secretario xeral del PSdeG en el 2017 para cuatro años. Su mandato concluye el próximo año, y aunque prefirió no pronunciarse con claridad sobre si optará nuevamente a dirigir el partido, sí lo sugirió al hablar de un horizonte de cuatro años. «Traballando nas situacións difíciles tamén se aprende a chegar ás vitorias», esgrimió, antes de invocar lo ocurrido con Touriño, que en el 2001 también situó al PSdeG como tercera fuerza y cuatro años más tarde se convirtió en presidente de la Xunta. «En catro anos, a política dá moitos cambios e quero ser sensato», zanjó.