Este sábado, en plena carrera por la Moncloa, se puso fin —salvo en León, Melilla y una veintena de pequeñas localidades— al 28M con la toma de posesión de más de 8.100 alcaldes que completan el gran vuelco político expresado en las urnas en los comicios más recientes.
De esos 8.100 municipios, el PSOE y sus aliados han querido poner el acento en los menos de 150 (apenas el 3 %) que serán gobernados en coalición entre PP y Vox, o como en la localidad valenciana de Náquera, al revés. Y el PP y los suyos han querido mirar a las alianzas de los socialistas con ERC en un puñado de municipios catalanes, o con Bildu en aún menos localidades vascas. Todo ello, claro, en clave de la pugna entre Alberto Núñez Feijoo y Pedro Sánchez —levemente aliviado este sábado por la investidura in extremis de Jaume Collboni en Barcelona, una de sus grandes apuestas— que se dirimirá en las urnas dentro de poco más de un mes.
Lo que nos dice la foto del poder municipal —y del autonómico que se irá constituyendo en las próximas semanas— es que la marea azul ocupa la mayor extensión de su historia, más incluso que en la primera gran victoria de Mariano Rajoy en el 2011. Y que en todos los casos, excepto uno, el vencedor en los comicios locales se impone en los generales que se celebran a continuación.
Así que, además de las encuestas que tan poco le gustan a Sánchez y a sus asesores, la constitución de las corporaciones locales refleja ese anticipo de cambio de ciclo contra el que el líder socialista combate desde que fue consciente de la envergadura del varapalo recibido el 28M.
Los españoles están mucho más movilizados de lo que cabría suponer en unas fechas como estas. Más de dos millones y medio de personas han solicitado ya ejercer el voto por correo, una cifra que supone un auténtico récord y que seguirá creciendo hasta el 20 de julio, fecha límite para emitir el sufragio a distancia. Y en esa movilización, a diferencia de lo ocurrido en las municipales, no habrá partidos localistas que puedan servir como refugio a un gran número de votantes, por lo que la capacidad movilizadora de PP y PSOE será decisiva a la hora de conformar el nuevo Congreso.
La encuesta del 28M no se puede recurrir ante la Junta Electoral. La segunda vuelta de esa cita, el 23J, mostrará si el enfado de la sociedad española sigue creciendo o si las bondades del Gobierno progresista han conseguido frenar el descontento. Pero esa ya será otra foto.