Tratar a electores del siglo XXI como en tiempos del telégrafo
ELECCIONES GALLEGAS 18F
A partir de mañana ya no verán en los medios encuesta alguna. No las verán porque lo impide una ley electoral pensada para cuando no existían ni internet, ni redes sociales, ni amplios equipos de asesores de campaña, ni decenas de casas encuestadoras. Pero el espíritu de fondo es el mismo: los electores se pueden dejar influir por las encuestas. Como si no tuvieran suficientes estímulos y madurez para formarse un criterio propio.
A quién le interesa la amnistía. Fue el PP quien importó el debate de la amnistía a la campaña gallega («esto va también de lo que pasa en España»), y el menos interesado ahora en hablar de ella por el error estratégico (o control de daños) de filtrar un indulto condicionado a Puigdemont ante la semana clave. Fue el PSOE el que echaba balones fuera («en Galicia nadie me habla de eso», repiten sus candidatos) y el que ahora la expondrá día tras día. Y es el BNG, que votó a favor de la amnistía pero se esconde de esos temas, quien se frota las manos.
Vienen prestos, pero se irán igual de rápido. Una decena larga de ministros ha pisado Galicia en los últimos días para paseos, fotos, sonrisas y entrevistas. Reparten propaganda de todo tipo. Se agradece el gesto. Ojalá esa cercanía se extienda más allá del 18 de febrero, y vengan más veces cargados de compromisos. En la hemeroteca no se recuerda tal desembarco desde verano del 2020. ADivinen: también había elecciones.
Igual se puede salvar algo. Mi compañero Serxio González entrevistaba estos días en Vilagarcía a una destacada dirigente de la oposición que no pudo rescatar nada positivo del trabajo del Gobierno gallego. Lo cierto es que su programa electoral no contempla eliminar la gratuidad de las escuelas de 0 a 3 años o la exención del impuesto de sucesiones. Igual sí que se salva algo, o fue un despiste...