Abascal tilda en A Coruña de «nacionalismo paleto y ridículo» al BNG

Manuel Varela Fariña
Manuel Varela A CORUÑA / LA VOZ

ELECCIONES 2020

El presidente de Vox había pedido que se «cargue con pelotazos» a los 'antifas', que terminaron lanzando varias bengalas contra la Policía

04 jul 2020 . Actualizado a las 23:13 h.

Cada misiva desde el atril hacia los manifestantes del exterior era cantado como un gol. Vox escenificó esta tarde en A Coruña una exhibición de lo que mejor sabe hacer. El público aguardaba con ansiedad la aparición de Santiago Abascal. Las decenas de manifestantes situados frente al Palexco, a varios metros del cordón policial que protegía los muros del recinto, sirvió para animar la espera. Cada cántico contra los simpatizantes del partido era celebrado por estos ondeando banderas rojigualdas y con gritos de «viva España», entre los que se colaba algún insulto. Cuando el ruido de fuera iba a más, la música desde los altavoces conseguía silenciarles.

El primero en aparecer fue Ricardo Morado, presentado como candidato y representante de Vox en el debate electoral pese a que el partido ha decidido no contar con una figura que aspire a la Presidencia de la Xunta. El cabeza de cartel de la formación en A Coruña se mostró convencido de sus posibilidades de entrar en el Parlamento a partir del 12 de julio, restando importancia a los sondeos que les dejan sin escaños. «Los periódicos os han perdido el respeto con las encuestas», indicó. Morado se dirigió repetidamente hacia los ‘antifas' y demás manifestantes. «Esos de ahí detrás que están en silencio», comenzaba diciendo, encendiendo así los silbidos que enmudecían el resto de su discurso. Las réplicas de los concentrados junto al edificio de la Autoridad Portuaria, en general, venían a contestar lo contrario que proclamaba quien estuviese en el atril. «Vamos a escuchar al que todos hemos venido a ver de verdad: Santiago Abascal», terminó Morado. Otro nuevo gol que subía al marcador, y este era como un título.

Abascal fue recibido entre la ovación de sus simpatizantes y el atronador ruido del exterior. El presidente de Vox abrió su intervención calificando de «chusma recalcitrante y totalitaria» a los manifestantes. Continuó sus descalificaciones hacia la mayoría de jóvenes congregada fuera, a los que tildó de «engendros de la peor especie y verdaderos enemigos de la libertad y la democracia», para después extender sus críticas al resto de partidos.

El primero al que apuntó fue Javier Losada, delegado del Gobierno en Galicia, al que llamó «delincuente electoral» tras la denuncia de Correos a la Junta Electoral Central por entender que la propaganda electoral de Vox vulneraba el respeto hacia el resto de partidos. «No carga contra los que están ahí detrás. Deberían ser expulsados a pelotazos, detenidos e identificados», exclamó.

Abascal aprovechó su desembarco en la campaña gallega para anunciar la creación de un sindicato «que protegerá a los trabajadores, no a causas ideológicas». Allí estaban dos mujeres con camisetas en defensa de los trabajadores de Alcoa que reforzaron su anuncio. De nuevo volvió a centrarse en los manifestantes, «hijos de Pablo Iglesias y de Beiras». 

César Quian

«O la locura izquierdista o sentido común. O nacionalismo paleto y ridículo de los bloqueiros o libertad», enumeró Abascal. Terminó hablando de Feijoo, al que acusa de ocultar las siglas de su partido y «olvidarse de España». Terminó con vivas a «La Coruña, Galicia y España». Tras solo media hora de mitin, el público se levantó como pidiendo un bis. Y algo así fue. Por megafonía sonó el himno español que cierra cada acto y que sirvió para iniciar la habitual ronda de selfis con Abascal.

Minutos después de que terminase el acto y de que la mayoría de los asistentes abandonasen el lugar, los manifestantes aún continuaban congregados en el exterior del edificio. El lanzamiento de una bengala inició una corta carga de los cuerpos de antidisturbios que sirvió para disipar a varias decenas de personas. Una segunda bengala supuso otro nuevo avance de los agentes de Policía, que mantuvieron durante varios minutos una barrera frente a un grupo de jóvenes que, poco a poco, comenzaron a marcharse.