El varapalo en Galicia y el País Vasco se lo pone difícil a Sánchez

EFE / DPA

ELECCIONES 2016

MIGUEL RIOPA | afp

Desde el PSOE andaluz ya han lanzado el primer aviso de que suenan tambores de guerra. «Harta de 'resultados históricos'», ha publicado la secretaria general socialista de Sevilla

26 sep 2016 . Actualizado a las 00:27 h.

Si algo ha dejado claro Pedro Sánchez en los últimos meses es que está dispuesto a luchar contra todo y contra todos. Contra Rajoy, contra los barones de su partido que ponen en tela de juicio su obstinación y contra los resultados electorales, que menguan elección tras elección. Este domingo, el jarro de agua fría se lo arrojaron los gallegos y los vascos. En el País Vasco, el PSOE perdió casi la mitad de sus diputados y en Galicia, no solo registró los peores resultados de su historia sino que además fue adelantado en número de votos por En Marea. Aferrado al «no es no» a facilitar la reelección de Rajoy, Sánchez confiaba en que el PSOE doblegaría de nuevo a las encuestas y mantendría el tipo en la doble cita electoral para hacer de dique ante la presión de los críticos y del PP.

El nuevo paso atrás del socialismo en las urnas, agravado por el sorpasso de Podemos en votos -también en escaños en el País Vasco y empate en Galicia-, debilita el liderazgo interno de Sánchez y da alas a quienes le apremian a que facilite la investidura del PP para evitar unas terceras elecciones. «Han sido unos resultados malos. Esta vez no se han equivocado las encuestas», han admitido fuentes de Ferraz, donde no han querido ir más allá en las consecuencias que tiene para la estrategia de Sánchez.

El estrepitoso fracaso tiene lugar a las puertas de un nuevo intento del secretario general para forjar una mayoría alternativa con Podemos y Ciudadanos, una decisión que ha incrementado el malestar de los barones críticos. El Comité Federal del próximo 1 de octubre, que la Ejecutiva convocará este lunes, va a servir para comprobar si los detractores de Sánchez promueven por fin la rebelión o vuelven a amagar, como han hecho en los últimos meses. Sin embargo, desde el PSOE andaluz ya han lanzado el primer aviso de que suenan tambores de guerra. «Harta de 'resultados históricos' del partido al que quiero tanto, harta de volver a pulverizar nuestros peores resultados... ¿Y ahora qué?», ha publicado en Twitter con tono punzante la secretaria general del PSOE de Sevilla, Verónica Pérez, una de las personas de confianza de Díaz.

Sánchez y sus portavoces reafirmaron en los últimos días que fuese cual fuese el resultado de los comicios, el PSOE no iba a moverse del no a Rajoy, ni a cualquier otro candidato del PP, lo que pretenden hacer valer en el cónclave del sábado. «Diremos no una y mil veces a Rajoy», sentenció el secretario general en más de un mitin de campaña a pesar de las presiones «políticas, económicas y mediáticas» que ve alrededor del PSOE.

Frente a esta postura, algunos presidentes autonómicos, como el extremeño Guillermo Fernández Vara, e históricos como Felipe González siguen pensando que lo mejor es facilitar a Rajoy la formación de gobierno al no ver otra combinación posible. Mientras, la presidenta andaluza, Susana Díaz, ha insistido en que el PSOE tiene que estar en la oposición porque «con 85 diputados no se puede gobernar», al tiempo que ha dado a entender que sin Rajoy de candidato, las cosas podrían ser diferentes, pero no se ha atrevido a hablar en ningún momento de la abstención.

Pese a las trabas internas, Sánchez está dispuesto a entablar pronto conversaciones con Iglesias y Rivera para convencerles de formar un gobierno transversal, si bien el veto recíproco lo hace muy complicado. Aunque algunos sectores no cierran la puerta a que el secretario general del PSOE pueda inclinarse por el pacto con Podemos con el apoyo, activo o pasivo, del PNV y de los independentistas catalanes, Ferraz ha reiterado que esta fórmula es inviable.

Si la presión de los barones se acrecienta para que el PSOE acepte quedarse en la oposición y facilitar que el PP gobierne, Sánchez no descarta convocar el congreso del partido y una consulta a la militancia para elegir secretario general el 23 de octubre, aunque los críticos no dan credibilidad a esta amenaza. Otra de las balas que le queda es la convocatoria de otra consulta entre los afiliados para que digan si quieren o no hacer presidente a Rajoy. «Ganaría el no a Rajoy porque ya es imposible reconducir esta postura entre los militantes», reflexiona a EFE una integrante de la Ejecutiva.

A los malos datos en Galicia y el País Vasco se une el hecho de que los dos candidatos, Xoaquin Fernández Leiceaga e Idoia Mendia, son afines a Sánchez, por lo que la pérdida de peso de estas federaciones no favorece al secretario general en un posible pulso por el control del partido.