ETA mata por la espalda al ex-gobernador civil de Guipúzcoa Juan María Jáuregui

ARANTZA PRÁDANOS. Colpisa TOLOSA

ESPAÑA

EFE / JAVIER ECHEZARRETA

OFENSIVA TERRORISTA Dos terroristas atentaron contra el militante socialista cuando tomaba un café con un periodista en un bar de Tolosa Los asesinos de ETA tienen desde ayer otra muesca en sus culatas. La de Juan María Jaúregui Apalategui, ex-gobernador civil de Guipúzcoa, de 49 años, casado y con una hija, a quien dos terroristas descerrajaron, en la nuca y por la espalda, dos disparos mientras tomaba un café en el bar del frontón de Tolosa. Es, tras Fernando Buesa, el segundo militante socialista vasco muerto después del fin de la tregua indefinida que mantuvo la banda durante poco más de un año; la séptima víctima desde la vuelta de ETA a los atentados, y la culminación de la más dura ofensiva terrorista desde hace décadas. Jáuregui no tenía escolta. Su nombre había sido encontrado por la policía en documentos hallados en poder del «comando Donosti».

29 jul 2000 . Actualizado a las 07:00 h.

Jáuregui, que trabajaba en Santiago de Chile como director de una de las tiendas libres de impuestos del aeropuerto internacional, cerraba estos días un corto periodo de vacaciones en Tolosa. Minutos después de las 11 de la mañana entró en el bar del frontón Beotibar en compañía de un redactor de Euskal Telebista, con quien preparaba la entrevista que iba a conceder a la cadena pública vasca de televisión. A los pocos minutos, sobre las 11.30 horas, dos desconocidos accedieron al local, uno de ellos se aproximó por la espalda al ex-gobernador civil y, antes de que nadie pudiese reaccionar, le disparó al menos dos veces. Una de las balas le entró en la cabeza por la nuca. El destrozo que provocó el impacto hizo que los servicios médicos de urgencia que atendieron el cuerpo en primer lugar no pudieran precisar con exactitud el número de impactos que recibió la víctima. Perilla y una visera Los asesinos eran dos varones, de entre 30 y 35 años de edad, de complexión media y altura próxima a los 175 centímetros. Vestían ropa deportiva, propia de quienes visitan en sábado el frontón, y llevaban gafas de sol, lo que puede dificultar su identificación. Sin embargo, un testigo presencial pudo precisar que el etarra que se quedó controlando la puerta de salida del bar, lucía una cuidada perilla. Respecto al autor material del crimen, apenas recuerdan los clientes del bar que portaba una gorra con visera. Los dos salieron a la carrera y pronto se les perdió la pista. La Ertzaintza supone que, no muy lejos, un tercer etarra les esperaba a bordo de un coche en marcha, en el que abandonaron Tolosa. Este vehículo fue explosionado poco después en la vecina localidad de Billabona, en las inmediaciones de una fábrica de tornillería.