
DAVID BERIAIN TESTIGO DIRECTO La corriente crítica de EH mide las consecuencias de salir del entorno de ETA
31 may 2001 . Actualizado a las 07:00 h.AYO de 1977. Los comandos especiales de ETA político-militar, los bereziak, abandonan esta organización y se suman a ETA militar. Nace la ETA actual. Los catorce integrantes de la nueva dirección (hamalau) juran con sangre que se suicidarán si ETA sufre nuevas escisiones. Entre los juramentados están Txomin, Josu Ternera, Antton, Txikierdi y Pakito, los hombres que condujeron los destinos de ETA y su entorno hasta casi nuestros días. La sangre compartida de los hamalau marcaba el estrecho camino por el que podían circular los aberzales. Todo lo demás, traición. 23 de marzo de 2001. En Pamplona aparecen pintadas contra Patxi Zabaleta, líder de la corriente Aralar: «Patxi, no a la traición, no a la escisión». Aralar avanzaba hacia la ruptura con EH. El día anterior Zabaleta había declarado a La Voz que la lucha de ETA ya no era positiva para Euskadi. Cuarenta y ocho horas después salía a la calle un panfleto en el que se le tildaba de chantajista. Julen de Madariaga, fundador de ETA y ahora en las filas de «los traidores», hablaba días después de las pintadas. «Era un mensaje para todos nosotros. No sé si obra de algún loco o de alguien mandado por la Mesa Nacional o por ETA». Soares Gamboa, el etarra arrepentido, cuenta en su peculiar biografía: «ETA intimida a sus disidentes de muchas formas; desde la amenaza directa, a las pintadas en las paredes elaboradas por chavales de quince años o las sentencias de muerte enviadas por los propios parlamentarios de HB». 23 de mayo de 2001. Aralar sigue debatiendo. Aumenta la tensión entre los que quieren romper y los que no. El fracaso electoral de EH no hace sino caldear más los ánimos. Piden la dimisión de la dirección de HB. Otegi les responde que ellos son los culpables de la debacle. «Nos ha puesto a parir», confiesa Zabaleta. La nueva reunión es a las ocho de la tarde en el local que Aralar tiene en la Calle Nueva de Pamplona. El lugar se cambia dos veces. Finalmente tiene lugar en el otro extremo de la ciudad, en el barrio de San Juan. Sólo se confía la ubicación a unos pocos. La consigna: que no se enteren. 24 de mayo. ETA asesina a Santiago Oleaga. Madariaga se lamenta: «ETA está desoyendo el clamor de la sociedad». Más tensión. Se miden milimétricamente las palabras. Zabaleta no quiere comentar nada. Se mantiene firme y dice que por ahora no hay escisión, pero esta vez apuntilla: «Otra cosa es que la fuerce la Mesa Nacional». Aplaza su decisión hasta el 2 de junio, o sea, mañana. No hay ruptura, pero sí mucho miedo. Madariaga explica: «La gente es reacia a romper con su mamá y su papá». Ya lo dijo Soares Gamboa: «El día en que ETA dé libertad de elección a sus militantes se quedará en cuadro. Por eso tiene que mantener el bloque aunque sea a costa del miedo y la coacción física».