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«Escapé de los caníbales de Lurigancho»

La Voz

ESPAÑA

TOMÉ DARRIGÓS

BEATRIZ ABELAIRAS CRÓNICA Salvador Escrivá se fugó de una prisión peruana

06 jul 2001 . Actualizado a las 07:00 h.

l relato del último año de la vida de Salvador haría rico a cualquier guionista. Salvador Alfonso Escrivá, de 35 años, se encuentra en su casa valenciana de Gandía, a donde llegó el pasado 13 de abril tras fugarse dos meses y catorce días antes de una prisión peruana. En enero, la prensa de este país publicaba que había sido asesinado, descuartizado y comido en una paella por el resto de los reclusos de la cárcel de Lurigancho. Mientras, en la frontera, Salvador trataba de sobornar a un policía para salir hacia Ecuador. «Tuve mucha suerte de que todo el mundo creyese que me habían acuchillado, troceado y cocinado en una paila (una especie de olla) para comerme...» se ríe, aunque confiesa que esto es algo común allí: «Unos meses atrás la banda de los chavacos lo hizo con cuatro presos, los mataron y se los zamparon». La primera cosa que hizo Salvador tras cinco años encarcelado fue quitarse los zapatos. Caminó descalzo por la calle para darse cuenta de que no podía desperdiciar su suerte: «Jugué mi única carta, supe que iban a cambiar al coronel y me escondí en un techo doce horas, esperando el momento. Me embadurné de barro, salté una valla y conseguí superar el muro exterior». Después llamó a su familia en Valencia, que le envió el dinero que le serviría para cruzar el país hasta Ecuador, donde la embajada española en Quito le facilitó un salvoconducto con el que pudo viajar a Cuba, y de allí a España. «Pensé en fugarme la mañana del mismo día en el que lo hice. Además, yo ya había cumplido la parte de la condena que me daba derecho a la condicional, pero no llegaba la comunicación oficial de mi libertad», asegura Escrivá, que se encuentra ahora recuperándose, ya que mientras estuvo en prisión sufrió tuberculosis y recibió muchas palizas. «La cárcel es un territorio sin ley, tienes que comprarte tu propia celda, tus cubiertos, todo...La comida está podrida, como todo...». Salvador fue juzgado el 25 de marzo de 1997 en Lima, tras haber sido detenido y encarcelado un año antes, después de que la policía le incautará 180 gramos de cocaína en su habitación de un hotel. «Los policías se repartieron mis cosas delante de mí, me torturaron y no tuve abogado en el juicio», recuerda. Escrivá asegura que ahora está «limpio». «Ha cumplido cinco de sus diez años de cárcel, y de acuerdo con la legislación española debería estar en libertad», destaca su abogado, Javier Reig, que añade que «no hay orden de búsqueda y captura», pero resalta que en Perú hay una investigación para esclarecer, una vez que han sabido que nadie se lo comió, las causas de su huida. En la prisión de la que se escapó Salvador siguen encarcelados 20 españoles.