El «chopo», apelativo por el que era conocido el fusil de asalto Cetme en su versión Fusa 7,62 Nato, de madera, tiene los días contados. A poco más de mes y medio para el fin de la «mili», el Gobierno autorizó la compra de 56.000 fusiles de asalto G-36-E, arma cuya patente es de la firma alemana Hecker y Koch, HK, y que fabricará en España Santa Bárbara. Este fusil relevará al Cetme, viejo compañero de casi tres generaciones de españoles. Su coste superará los 30.050.605,22 euros (5.000,00 millones de pesetas) de 2002 a 2005. Del total que se fabricarán, el Ejército de Tierra recibirá 45.750, Aire, 6.910 y la Armada, 3.559. A mediados de la década de los 40, las Fuerzas Armadas operaban con los viejos mosquetones Mauser. La España de la posguerra, sumida en el aislamiento, encargó al Centro de Estudios Técnicos de Materiales Especiales (Cetme) un nuevo fusil. El centro realizó diversos prototipos desee 1949, con un calibre de 7,62 milímetros, pero distintos cartuchos. Como anécdota queda que en 1957, se diseñó un cartucho de 7,62x51 milímetros, denominado erróneamente NATO Español. El Cetme, pese a usar munición distinta a la de la OTAN, fue pronto conocido en el mundo. En 1959, se vendió toda su documentación y la patente a Alemania. España, mientras, decidió en 1986 entrar en la OTAN, lo que preocupaba a los expertos ya que no se usaba la misma munición. Por ello fueron desarrollados los modelos de Cetme L y LC, con munición 5,56x45, la misma que en el resto de los países OTAN.