
El independentismo vasco-francés se distancia de ETA y de las posturas radicales de la dirección de Batasuna El Café des Pyrenées esta en plena plaza de Saint André, en el barrio viejo de Bayona, el corazón aberzale de la ciudad y de todo Iparralde. Hace un frío polar, así que nos refugiamos entre sus paredes decoradas con carteles de pelota vasca. Por los altavoces suena Vamos a la playa . Surrealista.
18 dic 2001 . Actualizado a las 06:00 h.Estamos esperando a Richard Irazusta, el líder de Abertzaleen Batasuna, el partido que hasta hace poco era el equivalente a Herri Batasuna en el País Vasco francés. Lo era hasta que la dirección de HB lanzó aquel debate interno que se denominó Proceso Batasuna, una idea que quería concluir con la formación de un partido que englobara al País Vasco, Navarra y el País Vasco francé. El tiro les salió por la culata. Lo que pretendía ser un proceso de unión acabó con tres escisiones. Desde aquel día, en el País Vasco francés hay dos partidos aberzales: Batasuna y AB. La tensión está servida. Richard Irazusta aparece por la puerta. Viene de un reunión con miembros de Aralar, la primera que celebran oficialmente. Sus caminos se cruzan: los dos apuestan por el fin de la violencia y por empezar a luchar por la independencia de forma democrática. Irazusta se sienta, sonríe, pide un agua y empieza a contestar sin tapujos nuestras preguntas sobre su divorcio con Otegi y compañía. «Batasuna fue una buena idea que fue asesinada en los primeros días. Cuando se nos presentó el proyecto del proceso Batasuna se nos explicó que iba a terminar en la constitución de una formación política nacional. Entonces nosotros preguntamos que para qué servía el debate si ya se sabía como iba a terminar. Dijimos que nosotros no íbamos a poder estar». La postura de Irazusta, por entonces minoritaria en AB, fue ganando adeptos en la medida en que se hizo más evidente que el Proceso de debate Batasuna, tenía algo de proceso, pero nada de debate. La cuestión de la violencia de ETA ni se trató. Se aprobó la propuesta de la dirección y la mayoría de los vascofranceses prefirieron seguir otro camino. Irazusta explica cómo en Iparralde, en los últimos 15 años, han seguido una estrategia basada en el debate. «Una táctica de la tensión, en la violencia, como la que se lleva en el otro lado, no ayuda a nuestras ideas. No nos convence que en el otro lado haya un interés porque aquí haya un clima de una de tensión, entonces, ¿cómo vamos a ir hacia eso?» -¿Y por qué en el otro lado, que también han tenido mejores resultados cuando han hecho política, mientras ha durado la tregua, no se da cuenta de esto? -Bueno, porque llegado a ese momento, la dirección del partido tendría que ser política. Tendría que haber un cambio de gente. Y hay individuos que históricamente han tenido una influencia a la que ahora no quieren renunciar. -O sea que es una cuestión de lucha de poderes -Yo creo que sí. En realidad, el divorcio tiene más motivos que la violencia. Aquí las ansias por la independencia de los aberzales no son las mismas. «Aquí ya es una cuestión de que si hay un referéndum de autodeterminación, la gente es que ni siquiera va a entender la pregunta, estén o no de acuerdo. Aquí no tenemos ni un departamento, ni autonomía ni nada. No estamos en la misma situación que en el otro lado. Aquí hay mucho sentimiento de identidad vasco, cultural, pero eso no se ha traducido todavía en nacionalismo político. Quizás sea mejor así. No politizarlo demasiado, no apasionarlo», dice Irazusta. Aún así, la dirección de HB insistió en dirigir desde el otro lado la política aberzale en Iparralde, conducirla a un ritmo y a un lugar que ellos no querían. Se equivocaron. «Decían que había que empezar con la construcción nacional porque Euskal Herría estaba en un callejón y había que dar un salto cualitativo. Bueno, ¿pero estamos nosotros en un callejón en Iparralde, si nuestros resultados electorales han sido mejores que nunca? Yo tengo 43 años, cuando empecé a militar teníamos el 4% de los votos, ahora tenemos el 13%. Tenemos alcaldes, tenemos un consejero general en el departamento, cosa que ni soñábamos hace un par de años. Yo no veo ningún callejón. Además para qué, ¿para llegar a la situación del otro lado?». Irazusta compara la situación a este lado, en Francia, y al otro. No tienen nada que ver. Para demostrarlo nos cuenta lo que pasó la noche en que Francia accedió a la final de su Mundial de fútbol. Todos los bares en Bayona estaban cerrados, menos el suyo, el de AB. Entraron unos muchachos con banderas francesas dando vivas a favor de Francia. «Nosotros somos independentistas. Ellos no se habían dado cuenta. Nos quedamos extrañados. Cuando cayeron en la cuenta se quedaron más callados. Pero no pasó nada. El día de la final hasta volvieron. Algunos aún vuelven. Y no pasa nada, tan normal. ¿Se imaginan lo que pasaría si España llegase a la final y en la Herriko Taberna de San Sebastián entraran unos tipos con banderas españolas?»