Cuatro abogados y un empleado fueron asesinados en el despacho laboralista Ocurrió en la noche del 24 de enero de 1977, cuando Carlos García Juliá y José Fernández Cerra, armados fuertemente, subieron al despacho laboralista del número 55 de la calle Atocha de Madrid.
23 ene 2002 . Actualizado a las 06:00 h.Vigilando en la puerta se había quedado Fernando Lerdo de Tejada. Tras reunir en una habitación a todos los que se encontraban en el piso, preguntaron por Joaquín Navarro (un líder sindical del transporte), que no se hallaba en ese momento. Acto seguido comenzaron a disparar, dejando los nueve cuerpos de sus víctimas tendidos en el suelo en medio de un gran charco de sangre. Resultaron muertos los abogados Francisco J. Sauquillo, Luis Javier Benavides, Serafín Holgado y Enrique Valdevira, así como el empleado Ángel Rodríguez. Entre los que quedaron gravemente heridos figuraba la abogada María Dolores González, que estaba embarazada. La conmoción fue grande, pues el presidente del Consejo de Estado estaba secuestrado por los GRAPO (Grupos de Resistencia Antifascista Primero de Octubre) y el terrorismo seguía matando, temiéndose un golpe militar (el mismo día fue secuestrado el teniente general Villaescusa). En el caso de Atocha (por la vinculación comunista de las víctimas), se pensó desde el primer momento en la ultraderecha, aunque un diario de esa ideología, en un alarde informativo, dejo deslizar que el crimen podía ser un ajuste de cuenta entre bandas rivales. La policía actuó eficazmente y detuvo a los tres citados miembros del comando, al inductor, Francisco Albadalejo (secretario del Sindicato vertical del Transporte de Madrid), y a los cómplices Leocadio Jiménez Caravaca y Gloria Herguedas. El juicio A comienzos de 1980 se celebró el juicio. La sentencia, dictada en febrero, condenó a cada uno de los cuatro principales implicados a treinta años de cárcel, y, a Caravaca y Herguedas, a cuatro y un año, respectivamente. En el juicio, además, declararon varios dirigentes de Fuerza Nueva (como Blas Piñar), Falange Española y los policías González Pacheco, alias Billy el Niño, y González Gay, no pudiéndose demostrar conexión alguna con los autores, especialmente en la provisión de fondos para el crimen y el origen del armamento utilizado (era del mismo tipo que el empleado por el Ejército). Tampoco se pudo demostrar la conexión con elementos neofascistas italianos, como Stefano delle Chiae, que se encontraba en Madrid en la fecha del crimen.