
«El Movimiento es para mí como la claque en el teatro: quien aplaude los discursos». Así explicaba Franco a su embajador Antonio Garrigues la misión del conglomerado en que acabó Falange Española Tradicionalista y de las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalistas. Hace 25 años fue disuelto por Adolfo Suárez, que había sido su ministro secretario general. Por supuesto, le acusaron de perjuro.
01 abr 2002 . Actualizado a las 07:00 h.Pero si se quería democratizar el país y conducirlo a unas elecciones generales plenamente libres, fijadas para mediados de junio de 1977, no se podía hacer otra cosa que liquidar el viejo armatroste del Movimiento Nacional, cuyo símbolo más gráfico era un yugo y unas flechas rojas de enormes dimensiones que cruzaba de arriba abajo el edificio de Alcalá 44, en pleno centro de Madrid. Último dirigente El ministro secretario general, que era en esos momentos Ignacio García López, ex-gobernador civil de Pontevedra, y que había contado con personajes de gran influencia política, como José Luis Arrese, José Solís, Torcuato Fernández Miranda y José Utrera Molina, fue reconvertido en secretario general del Gobierno y del Consejo de Ministros (lo que hoy es el ministro portavoz). El patrimonio del Movimiento fue transferido al Ministerio de Hacienda y su prensa (que contaba con diarios tan emblemáticos como Arriba, Marca, Solidaridad Nacional y el vigués El Pueblo Gallego ) pasó a depender del Ministerio de Información y Turismo. Se creó, asimismo, la Subsecretaría de la Juventud, Deporte y Familia, que acogía a organizaciones tan significadas del Movimiento como las Delegaciones Nacionales de Juventud, la Sección Femenina y la de Educación Física y Deportes. En cuanto a los funcionarios del Movimiento, salieron bien librados (bastante mejor que los funcionarios del partido nazi y fascista en Alemania e Italia, respectivamente) pues fueron transferidos, en su mayoría, al Ministerio de Cultura, con plenos derechos. Eso sí, el día antes a la disolución, el ministro hizo fijos a cientos de interinos que ya se veían pidiendo limosna por las esquinas. También, las entidades asociativas del Movimiento tenían el derecho de incorporarse al régimen general de asociaciones reguladas por la ley de 24 de diciembre de 1964.