
El PNV aplaude al alto tribunal y dice que miembros de PP o PSOE pudieron incurrir en delitos similares en la época de los GAL El Gobierno sostiene que proferir gritos a favor de ETA constituye un delito de terrorismo, según recoge con «absoluta claridad y nitidez» el Código Penal tras su modificación en el año 2000. Al Ejecutivo ¿afirmó el ministro de Justicia, Ángel Acebes¿ no le queda más remedio que «respetar y acatar» el fallo del Supremo, que el lunes archivó la querella contra el portavoz de Batasuna, Arnaldo Otegi, al considerar que vitorear ETA no es un delito de terrorismo, sino de opinión. El presidente del Gobierno, José María Aznar, destacó sin embargo que será difícil explicar la decisión del alto tribunal a las víctimas de la banda.
28 may 2002 . Actualizado a las 07:00 h.Para disipar posibles dudas, el ministro adujo que, a día de hoy, volvería a impulsar la reforma del Código Penal de 2000 en los mismo términos que entonces. Y lo haría desde la firme convicción de que «aquellos que rinden homenajes a los terroristas, dan vivas a ETA, reparten banderas, amenazan y tienen en su partido político cientos de miembros de los comandos operativos, son también terroristas». «¿Cree entonces el Gobierno que el Supremo no ha actuado con responsabilidad?», le fue preguntado al ministro. «La aplicación de la ley corresponde a los tribunales y ahí no entramos. Como siempre, acatamos y respetamos los fallos judiciales», respondió Acebes de forma políticamente correcta. El portavoz del PSOE en el Congreso de los Diputados, Jesús Caldera, justificó la decisión del alto tribunal porque Otegi gritó «Gora ETA» en San Juan de Luz (Francia) y no en España. Según Caldera, si el parlamentario de Batasuna hubiera hecho la misma apología del terrorismo en Bilbao, por ejemplo, «se hubiera podido aplicar el Código Penal». El portavoz parlamentario del PNV, Iñaki Anasagasti, incidió por su parte en la distinción entre el delito de terrorismo y los de opinión, y señaló que miembros del PP o del PSOE pudieron incurrir en su momento en apología del terrorismo por «ciertas declaraciones referidas al GAL o la Guerra Civil». «En una sociedad democrática una cosa son los delitos de opinión y otra cosa es el delito de terrorismo», defendió Anasagasti, quien consideró que el Supremo «ha hecho una distinción muy clara». El dirigente nacionalista apostó por «una sociedad donde quepan todos, incluso lo más rechinante posible como puede ser un grito como el que expresó el señor Otegi».