Uno en Menorca. Otro en Galicia. Uno de alquiler, en una moderna finca rústica de treinta hectáreas. Otro de prestado, en un piso de apenas 120 metros cuadrados, propiedad de su prima. Aznar en Son Camaró de Ferreries; Zapatero en Porto do Son. Algo más que dos lugares con una caprichosa pero leve coincidencia nominal. Así son las elecciones vacacionales de los dos líderes políticos más destacados del país.
02 ago 2002 . Actualizado a las 07:00 h.El jet militar y el coche privado en que se desplazaron sólo subrayan una diferencia entre Gobierno y oposición que se expresa sobre todo en la filosofía que diseña sus días de solaz. Al golf por el menisco Tras la década prodigiosa de veraneo en la urbanización castellonense Les Platgetes de Bellver, en Oropesa, el presidente ha puesto sus miras en esta bella isla balear. Un amor que comenzó en el 2001, ligado a la lesión de menisco que ha aflojado un tanto su pasión por el pádel. Desde entonces, la referencia ha estado enclavada en un coqueto -y el único de Menorca- campo de golf de nueve hoyos: Son Parc. Ése ha sido el eje del tímido giro que le ha llevado de la finca Mongofre, donde descansó el año pasado, hasta la finca Son Camaró, a la que llegó ayer acompañado de Ana Botella y dos de sus hijos. El descanso presidencial de agosto sólo perturbado por las tradicionales recepciones regias en el Palacio de Marivent contrasta con el estilo mitinero de Rodríguez Zapatero, que no rebajará un ápice el frenesí semanal de actos públicos previsto por la organización socialista. Hoy precisamente estará en Foz. El leonés madruga cada jornada para recorrer con Sonsoles, su mujer, los montes de los alrededores de la sierra barbanzana, en paseos que por veces lo llevan hasta el paraíso de Baroña. Cuando no sale de caminata, las tascas del puerto y las charlas con los paisanos del muelle hacen de sus mañanas -y no siempre sin levantar cierto revuelo- delicias de las que no gozará más allá de los diez días. El desvelo por sus hijos -dos chicas, en su caso- dibuja una mínima confluencia con José María Aznar que redondea el común gusto por la pesca y su proclamada promesa de honda dedicación a la lectura vacacional.