Los psiquiatras describen a Pietro Arcan como «un psicópata de libro»

Lorenzo Calonge madrid

ESPAÑA

ALBERTO LUQUE

Según los científicos, existe un 80% de posibilidades de que en cinco años reincida En la sexta y última jornada de juicio el fiscal ha subido su petición de cárcel de 70 a 75 años

26 jun 2003 . Actualizado a las 07:00 h.

«Es un psicópata de la cuna a la tumba». Con esta contundencia definió ayer un psicólogo la personalidad de Pietro Arcán, presunto asesino del abogado Arturo Castillo. La sexta y última sesión del juicio que se ha celebrado estos días en la Audiencia Provincial de Madrid por el crimen de Pozuelo recibió la visita del psiquiatra Santiago Delgado Bueno y de dos psicólogas que han estudiado la personalidad del moldavo. Sus conclusiones no pudieron ser menos alentadoras. Delgado Bueno definió al acusado de psicópata «de libro», para quien la vida humana «no tiene ningún significado». Tanto él como las dos psicólogas afirmaron que se trata de un sujeto manipulador, ególatra, controlador, poco sincero, sexualmente promiscuo, incapaz de ponerse en la situación de otra persona y con una agresividad innata. «Su personalidad psicopática no le permite distinguir entre el bien y el mal», resumió el psiquiatra. Los tres expertos desestimaron la posibilidad de que la actitud de Arcan pudiera deberse a una enfermedad, algo que le serviría de atenuante, y sostuvieron que este tipo de personalidad suele tener una reincidencia del 80% a los cinco años de haber cometido un homicidio. Con este panorama, el fiscal, en su escrito de conclusiones, aumentó ayer de 70 a 75 años su petición de cárcel para el moldavo y mantuvo su solicitud de cinco años de prisión para el resto de los imputados en el caso. En las seis jornadas del juicio, todas las pruebas han apuntado a Pietro Arcán como el autor material del asesinato del Arturo Castillo, en junio del 2001. El pasado miércoles, por ejemplo, se expuso una de las más contundentes. Agentes de la Policía Científica sostuvieron que las pruebas de ADN determinaban que en la ropa del moldavo había restos de sangre de la víctima mortal y de una de sus hijas, que sufrió una agresión sexual.