La población musulmana será mayoría en Ceuta y Melilla en menos de 20 años

La Voz D.B | REDACCIÓN

ESPAÑA

Las minorías árabe y bereber, que ya suponen un tercio de los habitantes, aún están lejos de la integración El Ejército sigue manteniendo una fuerte presencia en las ciudades autónomas.

16 jul 2003 . Actualizado a las 07:00 h.

Ahora son un tercio de la población, pero en veinte años las dos plazas españolas en el norte de África serán de mayoría musulmana. Melilla tardará apenas diez años en alcanzar esta condición; Ceuta, el doble. Pero los números no fallan. A un ritmo de casi cinco hijos por mujer musulmana, frente a poco más de un hijo por mujer cristiana, la pogresión es clara. Esto, que podría no pasar de ser un dato estadístico, adquiere una importancia crucial en dos sociedades que han vivido históricamente enfrentadas al moro. La integración social, después de siglos de convivencia, sencillamente no existe. Ejemplo: pese a que el 50% de los escolares son musulmanes, entre los más de 1.000 profesores que hay en Ceuta sólo tres profesan esa religión. En Melilla los colegios de mayoría musulmán alcanzan un 70% de fracaso escolar por la sencilla razón de que los escolares reciben las clases en castellano y esa lengua los niños sólo la escuchan de sus profesores. En casa hablan el tamazight, un dialecto bereber. Ejemplo: tanto en Melilla como en Ceuta, los musulmanes habitan barrios muy definidos, en los que los cristianos apenas entran y a los que estos últimos atribuyen ser la guarida de los narcotraficantes. Los dos grupos se mezclan poco o nada. Ejemplo: los cristianos viajan mucho más seguido a la Península que a Marruecos, a pesar de que viven literalmente cercados por él y, en el caso de Ceuta, separados por una versión reducida del Telón de Acero para parar a los emigrantes ilegales. La roca de la discordia La crisis de Perejil -hoy se cumple un año del desembarco español- no hizo sino poner de actualidad en la Península esa falta de integración social que sufren los enclaves españoles y que, por momentos, amenaza con convertirse en un conflicto serio. Los cristianos no dejan de sentirse cercados por los musulmanes e históricamente olvidados por Madrid. Hasta el santo y seña de la sociedades melillense y ceutí, el Ejército, ya tiene un 25% de soldados de origen musulmán. La forma en la que muchos se sintieron aliviados con el despliegue militar español, la alegría por la recuperación del islote, o la tan comentada por aquellos días necesidad de pararles los pies a los moros, son sólo algunos de los síntomas de ese miedo a ser abandondos. Los musulmanes, por su parte, no parece que apoyen la reivindicación marroquí sobre Ceuta y Melilla. A pesar del aparente auge del islamismo (en Melilla hay hoy 14 mezquitas, por las dos de hace quince años) y de algunos brotes de integrismo, en las últimas elecciones, los partidos que la propugnan la soberanía marroquí apenas consiguieron unos centenares de votos. El problema, por lo que parece, es otro. Cultural.