Los terroristas habían previsto que los dos artefactos estallaran en la estación de Chamartín, repleta de gente Acebes reconoce que la banda sigue teniendo capacidad de atentar
25 dic 2003 . Actualizado a las 06:00 h.ETA quiso provocar el día de Nochebuena una masacre en la madrileña estación de Renfe de Chamartín. A las 15.55 horas, momento de gran afluencia de viajeros, deberían haber hecho explosión dos bombas diferentes con cerca de cincuenta kilogramos de titadyne (dinamita industrial), pero la Policía lo evitó. La operación antiterrorista tuvo su origen en los seguimientos a Garikoitz Arruarte Santacruz, un miembro legal (no fichado) de ETA, de 24 años y vecino de Hernani (Guipúzcoa). A primera hora de la mañana del miércoles fue localizado en el aparcamiento situado frente a la estación del Norte de San Sebastián. Los agentes vieron cómo Arruarte había descargado del maletero de un coche un bulto muy pesado para sus dimensiones y, tras coger un carrito, se encaminaba a la terminal mirando constantemente hacia atrás. A las puertas de la estación fue interceptado por la Policía. El activista, que iba armado con una pistola pero que no opuso resistencia, portaba en la maleta 28 kilos de dinamita, un detonador, cordón detonante para reforzar la explosión, un temporizador y una peluca. En su bolsillo, un billete para el tren Intercity 202 que salía a las 8.15 horas de Irún y que el terrorista pretendía abordar a las 8.30 horas en su primera parada con destino a Madrid: la estación de San Sebastián. Un primer interrogatorio permitió conocer sus planes: pretendía dejar la bomba en el convoy y luego abandonarlo. El artefacto iba a ser programado para estallar hacia las cuatro de la tarde, unos 40 minutos después de que el tren llegara a la estación de Chamartín, donde tenía prevista su entrada a las 15.12 horas. Segunda bomba El terrorista confesó, además, que otro compañero suyo, el también legal Gorka Loran Lafourcade, de 25 años y con un único antecedente policial, había podido dejar otra mochila similar en el tren, que a esas horas ya casi estaba llegando a Vitoria con 190 pasajeros en sus vagones. La detención de Loran fue inmediata: los agentes lo capturaron en un piso de seguridad de ETA en la calle Felipe Sagarna de la localidad guipuzcona de Hernani, donde vive. La Secretaría de Estado para la Seguridad coordinó el dispositivo para hallar el segundo artefacto: un grupo de técnicos en desactivación de explosivos (TEDAX) de la Policía de la base de Logroño fue enviado de inmediato en helicóptero hasta la capital burgalesa, donde en esos momentos (11.24 horas) el Intercity hacía su entrada. Una avería como excusa Los agentes desalojaron la estación e hicieron descender a los pasajeros del tren con la excusa de una avería, para evitar que corriera el pánico. Los perros de los TEDAX no tardaron en encontrar la segunda bomba, compuesta por una veintena de kilos de titadyne reforzado y cuyo temporizador ya había sido activado para estallar a las 15.55 horas. Los artificieros tardaron poco más de una hora en desactivar la bomba. Los pasajeros del Intercity 202 fueron trasladados en autobús hasta Madrid, donde llegaron a las 14.35 horas del miércoles sin mayores sobresaltos. RENFE, que decidió dejar el convoy estacionado en Burgos, restableció con total normalidad el tráfico ferroviario entre Irún y Madrid a primera hora de la tarde. Los servicios de Información registraron cuatro viviendas relacionadas con los dos detenidos, dos en Hernani, una en Andoain (Guipúzcoa) y otra en Pamplona. El ministro del Interior, Ángel Acebes, calificó de extraordinaria la operación antiterrorista que evitó un doble atentado en «una estación llena de viajeros en plena Nochebuena». Acebes explicó que esta acción confirma que ETA, pese a los continuos golpes policiales, «tiene capacidad de cometer atentados» y que entre sus planes no figura una tregua o un alto el fuego técnico. Según fuentes de la compañía ferroviaria, en el momento en que los etarras pretendían hacer estallar las bombas el Intercity probablemente aún estaría estacionado en un andén de Chamartín, ya que ese tren no tenía ningún viaje previsto más el día de Nochebuena. Los técnicos están convencidos de que los daños personales habría sido «espeluznantes», habida cuenta de que durante todo el miércoles el trasiego en los andenes en la mayor terminal de España fue constante. Renfe explicó que sólo las estaciones de Zaragoza, Atocha (Madrid) y las terminales del AVE tienen disponen de escáneres para la inspección de las maletas y la detección de explosivos.