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Batasuna consigue manifestarse tras negociar con la Ertzaintza

Luis Larrañaga SAN SEBASTIÁN

ESPAÑA

AMAIA ZABALO

En la marcha, que se llevó a cabo por un trayecto alternativo, participaron unos 2.000 radicales Tras la protesta hubo graves incidentes, que se saldaron con cinco detenciones y otros tantos heridos

14 ago 2005 . Actualizado a las 07:00 h.

Centenares de simpatizantes de la ilegalizada Batasuna se manifestaron ayer en San Sebastián a pesar de las reiteradas prohibiciones de la Consejería de Interior del Gobierno vasco y del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco (TSJPV). La persona convocante, el ex concejal aberzale en San Sebastián Íñigo Balda, optó por desconvocarla tras el pronunciamiento del tribunal, pero Batasuna mantuvo su llamamiento. Al final, la marcha -que un miembro de la brigada antidisturbios de la Ertzaintza definió como «una bajada de pantalones de nuestras autoridades»- se produjo después de que un sargento mayor de la policía autonómica conversara con el dirigente aberzale Joseba Álvarez. Pero no discurrió por las principales arterias de la ciudad -como quería Batasuna-, sino por la parte vieja. Como muchos temían, al término de la movilización, en la que participaron unos dos mil radicales, el corazón de San Sebastián se convirtió en un auténtico campo de batalla, en el que los agentes de la Ertzaintza actuaron con contundencia contra las decenas de alborotadores que les arrojaron cuanto tenían a mano, sobre todo piedras y botellas. Al menos cinco de estos radicales fueron detenidos, según informó la Consejería de Interior, y al menos otras cinco personas resultaron heridas de diversa consideración, incluido un agente antidisturbios que tuvo que ser trasladado al hospital. La Ertzaintza tomó literalmente el bulevar donostiarra y las calles que desde allí dan acceso a la parte vieja desde las 16 horas, una hora antes del horario previsto para el inicio de la manifestación, que tenía por lema Ahora el pueblo, ahora la paz , en euskera. Los agentes desplazaron hasta la zona unas 15 furgonetas ante la curiosa y atónita mirada de muchos turistas que paseaban por allí, al tiempo que un helicóptero policial sobrevolaba la ciudad a baja altura y grababa con una cámara cuanto acontecía. A falta de media hora para las cinco de la tarde, el acceso a la calle San Jerónimo era un hervidero de curiosos y periodistas, que aguardaban junto a cuatro policías la llegada de los dirigentes batasunos para negociar la marcha. Negociación Los dirigentes de la ilegalizada Batasuna Joseba Alvarez, Juan José Petrikorena y Pernando Barrena llegaron a las cinco menos cuarto junto a los agentes para solicitar una entrevista con el sargento mayor, a cuyo cargo estaba el operativo policial. Tras varios minutos de espera, los dirigentes aberzales decidieron ir por sí solos a buscar al oficial y, tras dirigirse al Ayuntamiento -donde un policía municipal les informó de que no se encontraba allí-, dieron con él junto al kiosco de la música del Bulevar. Joseba Álvarez habló con el policía mientras los congregados lanzaban gritos a favor de la independencia, la libertad y en contra del PNV y de la Ertzaintza. Mientras, los manifestantes optaron por hacer una sentada ante las fuerzas del orden, hasta que finalmente iniciaron la marcha por las calles de la parte vieja, que discurrió sin incidentes hasta que fue disuelta en la plaza Zuloaga, donde Batasuna pretendía celebrar un acto político. El dispositivo policial empezó a replegarse sobre las seis menos cuarto de la tarde. En ese momento se produjo el primer altercado: una intensa columna de humo anunciaba que en la calle Fuenterrabía, a unos doscientos metros del Bulevar, los radicales habían quemado dos contenedores. La cosa no pasó a mayores, y el repliegue de la policía siguió adelante. Pero cuando las dos últimas furgonetas de la Ertzaintza se disponían ya a abandonar el Bulevar, sobre las seis y veinte de la tarde, comenzó una lluvia de piedras y botellas contra los vehículos. Los agentes cargaron y dispararon pelotas de goma contra los agresores, que huyeron a la parte vieja. A su paso, volcaron contenedores y destrozaron mobiliario urbano para dificultar la actuación del dispositivo policial. Unos minutos más tarde se repitió la escena: los agentes subieron a sus furgonetas y, cuando iban a marcharse, nueva lluvia de piedras y botellas que derivó en una nueva y contundente carga. El departamento vasco de Interior anunció que ya ha iniciado los trámites administrativos para depurar las posibles responsabilidades de los convocantes y organizadores de esta manifestación.