Ibarretxe anuncia su retirada de la política con otro golpe de efecto

Ramón Gorriarán

ESPAÑA

06 may 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

Juan José Ibarretxe anunció en su última intervención del pleno de investidura su abandono de la política. «Aquí empecé a hacer política y aquí voy a dejar de hacer política», comunicó a los 75 diputados del Parlamento vasco. Solo aplaudieron la decisión los suyos, los parlamentarios nacionalistas; los del PSE y PP no movieron un músculo en sus escaños.

Dejó el anuncio para el último momento de sus réplicas a los portavoces de los grupos parlamentarios. El runrún, sin embargo, había corrido todo el día por los pasillos de la Cámara de Vitoria. En su discurso inicial durante el pleno de investidura no hizo la menor mención a su retirada. En cambio, reivindicó el legado de su Gobierno y negó legitimidad al socialista Patxi López para tomar su relevo. «La legitimidad social del resultado de las urnas avala mi candidatura», dijo, y se declaró el representante de «la mayoría democrática».

Todo lo tenía medido y volvió a demostrar su afición a las sorpresas. «Cada cosa tiene su momento», ha repetido cada vez que le han preguntado en las últimas semanas sobre qué iba hacer una vez que se consumara el relevo por parte de Patxi López. El misterio era tal que el presidente del PNV, Íñigo Urkullu, ignoraba hace una semana qué iba a hacer.

A pesar de tener a gala ser un hombre frío, no pudo evitar emocionarse al anunciar la retirada a no se sabe dónde ni a hacer qué. «Mis últimas palabras son para despedirme, voy a iniciar una nueva etapa en mi vida». Así, sin más detalles.

Agradeció a sus socios en la pasada legislatura, Eusko Alkartasuna y Ezker Batua-IU, su colaboración, y recordó al PNV, su «partido», que tiene que «liderar este país» aunque no tenga la responsabilidad del gobierno. Lo puede hacer, sugirió, desde las diputaciones, los ayuntamientos y también desde el Parlamento vasco. Ni una palabra para quienes han sido su oposición durante diez años, socialistas y populares.

Tampoco en su discurso inicial tuvo ni una palabra amable para quien va a ser sucesor. Todo lo contrario, criticó de forma descarnada la forma en que ha sido desalojado del poder, auguró calamidades de todo tipo para el País Vasco bajo el mandato de Patxi López y pintó un futuro negro para el nuevo Gobierno por su dependencia de Madrid.

Defendió durante una hora la obra realizada en la última legislatura. Fue un proyecto «para construir y avanzar», además de «profundizar en la defensa de nuestra identidad nacional» y recorrer «juntos el camino de la paz». Todo esto, dijo, «ha sido avalado por la sociedad vasca» en las urnas el pasado 1 de marzo con casi 400.000 votos y 30 escaños, un resultado que mantuvo al PNV como primera fuerza política vasca.

Frente a esta realidad, continuó, socialistas y populares han urdido «una falsa mayoría absoluta» que «en ningún caso refleja la mayoría sociológica y política» vasca, que es nacionalista. Ibarretxe afirmó que el PSE y el PP han formado «un frente común» con el único fin de «repartirse el poder» en la «única» comunidad autónoma que «se había resistido a ser absorbida en el marco constitucional».

Sin levantar el pie del acelerador, acusó a ambos partidos de imponer «una cruzada para destruir» con el objetivo de «anular nuestras señas de identidad como pueblo» y «acabar con la singularidad del autogobierno vasco». El ganador con ese pacto, añadió, es el PP, ya que el documento firmado refleja «con claridad el triunfo de las tesis más reaccionarias del giro españolista» que convertirá al País Vasco «en una autonomía de régimen común más».