Sarkozy sobrevivirá a pesar del voto de castigo

Esperanza Suárez

ESPAÑA

29 may 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

El sentimiento europeo convive con el desencanto. Cuatro de cada cinco franceses mantienen una profunda convicción europeísta, pero solo dos se reconocen seguros de acudir a las urnas el 7 de junio. Los institutos de opinión auguran un récord absoluto de abstención tras esta campaña, en la que se habla sobre todo de los problemas del país.

Será inevitable el voto de castigo a Nicolas Sarkozy, aunque su partido, la UMP, se sitúa claramente en cabeza en todas las encuestas. Las publicadas esta semana por Le Point y Le Parisien coinciden en darle un 26% en la intención de voto, seis puntos por encima de los socialistas. Omnipresente en el debate sobre Europa, el balance de su semestre de presidencia se ha convertido en el eje de la campaña de los conservadores. El eslogan elegido «Cuando Europa quiere, Europa puede», transmite su hiperactividad al frente de la UE.

Es contra Sarkozy que el conjunto de la oposición articula estrategias. La mayoría de los candidatos se esfuerzan en resaltar lo mucho que cuenta Europa para los ciudadanos, pero, además de los seguidores de Sarkozy, solo demuestran auténtica convicción socialistas, centristas y ecologistas.

Las heridas socialistas

Las heridas del referendo sobre la Constitución que en el 2005 dividió en dos al electorado no se han cerrado, especialmente en las filas del Partido Socialista (PS). La secretaria general, Martine Aubry, necesita más que nunca afirmar su autoridad y limitar los daños del escrutinio al mínimo retroceso posible respecto a los resultados del 2004. Aubry y su rival Ségolène Royal unieron el miércoles sus fuerzas en un único mitin conjunto para intentar movilizar al desencantado electorado socialista, primera víctima de las tentaciones abstencionistas.

De nuevo emerge desde el centro François Bayrou, que confirma una intención de voto del 14%. El tercer hombre se propone acabar con el bipartidismo y coloca a conservadores y socialistas en un mismo clan: «La banda de los hipócritas», que «fingen estar en desacuerdo pero actúan juntos en Bruselas». La extrema izquierda se presenta dividida y la extrema derecha de Jean Marie Le Pen parece recuperarse y consigue hasta 7 puntos en intención de voto denunciando «el timo europeo».

Se presentan 160 listas con 3.115 candidatos que optan a los 72 escaños que corresponden a Francia. La Junta Electoral vigila estrechamente algunas, como la antisionista presentada por el humorista de dudoso ingenio Dieudonné.

Cambios en el Gobierno

Está cantado que tras las elecciones habrá remodelación en el Gobierno. Sarkozy quiere ampliar su apertura a la izquierda nutriéndose de los dirigentes desengañados del Partido Socialista. Ha insinuado que cambiará «siete u ocho» ministros para afrontar con caras nuevas la segunda parte de su mandato. De momento, necesita a toda costa borrar el peor recuerdo electoral de su carrera política, cuando apenas superó un 12% de los votos como cabeza de lista de conservadores y liberales en las europeas de 1999.

Pero en las fábricas no se habla de elecciones. La mayoría de los sectores productivos del país se debaten entre la depresión y la cólera. La crisis y sus consecuencias alimentan los rencores y la tentación de la abstención en un año especialmente pródigo en movilizaciones.