Matilde demandó a la óptica en la que trabaja, porque su jefe la obligaba a llevar solo ropa interior bajo la bata.
06 oct 2009 . Actualizado a las 20:52 h.La empleada de una óptica que fue trasladada de centro de trabajo y a la que se cambió el horario después de que denunciara discriminación porque las trabajadoras estaban obligadas a vestir únicamente una bata, y a la que un juez ha dado la razón, sigue recibiendo presiones de su jefe.
Así lo ha asegurado este martes en declaraciones a la prensa la abogada de la demandante, Pilar Sánchez, quien ha explicado que Matilde «sigue teniendo presiones para que haga dejación de su derecho» a permanecer en la misma tienda y con el mismo horario que tenía antes de denunciar a su jefe, lo que le ha sido reconocido recientemente por el Juzgado de lo Social número 26 de Madrid.
«No es amenazada, es presionada», ha detallado, y ha explicado que el demandado ha llegado a decir que si Matilde ganaba el juicio «se jubilaba o dejaba la empresa».
La titular del Juzgado de lo Social número 26 de Madrid ha declarado nulo el traslado de centro de trabajo y el cambio de horario que ordenó la empresa a Matilde y decreta que ésta vuelva a sus condiciones laborales originarias, en una sentencia contra la que no cabe recurso.
La magistrada considera que la empresa «no ha seguido el procedimiento adecuado» para modificar las condiciones de trabajo y «no logra independizar la medida adoptada frente a la actora (Matilde) respecto a la iniciativa de la misma de intentar que la empresa varíe una obligación de forma de vestir que arrastra obligaciones diferentes sin justificar entre hombres y mujeres».
En la sentencia se refleja que el 20 de octubre de 2008 Matilde, que era miembro del Comité de Empresa por parte de UGT, solicitó un cambio de normativa interna en la empresa sobre la diferencia de vestimenta entre hombres y mujeres, ya que las trabajadoras no podían vestir debajo de la bata pantalón ni falda, mientras que los trabajadores sí podían.
La representante sindical reiteró su petición de «igual trato» para mujeres y hombres en noviembre y alegó que vestir únicamente la bata sobre la ropa interior «es incómodo para realizar su trabajo, ya que cuando se sientan, agachan o hacen algún movimiento la bata se abre y se les ven partes del cuerpo que no deberían enseñar».
Unos dos meses después, el 14 de enero de 2009, la empresa comunicó a Matilde que debía prestar sus servicios en un centro diferente al habitual (ubicado en la calle San Bernardo) y con un horario distinto, por lo que Matilde interpuso el 10 de febrero una demanda por modificación sustancial de las condiciones de trabajo.
El 20 de marzo la empresa envió un burofax a la empleada en la que dejaba sin efecto el cambio de centro y de horario, porque no se ajustaba al Estatuto de los Trabajadores, pero diez días después envió otro en el que le comunica que debía incorporarse en mayo a una tienda de la madrileña calle General Ricardos «por razones organizativas y productivas».
Hoy, la abogada de la demandante, Pilar Sánchez, ha explicado que ésta estuvo «dos años pidiendo, sin denunciar, que cesara» la orden de que las trabajadoras sólo debían vestir bata, y que una vez interpuesta la demanda permitió que las mujeres llevaran falda pero más corta que la bata, y únicamente hace unos días ha permitido que lleven pantalón.
Sánchez ha incidido en que ha habido «una discriminación, una represalia, a una afiliada a UGT por reivindicar que las mujeres no sean discriminadas», y que la actitud del demandado es «anticonstitucional».
Por su parte, la ministra de Igualdad, Bibiana Aído, ha dicho hoy en la presentación de los presupuestos su departamento que respeta y comparte una sentencia judicial «que no ha hecho más que aplicar la ley de igualdad efectiva entre hombres y mujeres, donde desde luego este tipo de discriminaciones no son concebibles».