La puesta en marcha de una remodelación del mapa televisivo añade intensidad a un panorama político marcado en los últimos días por las consultas independentistas
20 dic 2009 . Actualizado a las 02:00 h.El frío de Madrid se combate estos días con los calores de algunas noticias como el anuncio de la fusión entre Telecinco y Cuatro. La remodelación del mapa empresarial del audiovisual español está en marcha. Como en su día dijo José Miguel Contreras , «esto es como un baile y si sacan a una chica ya quedan menos, así que los últimos pueden quedarse compuestos y sin novia». Fieles a esa teoría, Antena 3 y La Sexta aceleran sus relaciones prematrimoniales. El anuncio de compromiso está al caer.
Mientras, un alto directivo de Unidad Editorial, editora de El Mundo y emisora de Veo TV, estima que «sería deseable que pudiéramos sumarnos nosotros al equipo Antena-La Sexta y que NET TV (las cadenas del ABC ) hicieran lo mismo con Tele 5 y Cuatro». Pero según la teoría Contreras quién sabe si Veo tendrá que sacar a bailar a Net, o dibujado con brocha gorda, Pedro J. Ramírez bailando con su competidor de Vocento. Puede parecer impensable, pero hace un año nadie hubiera apostado a que el todopoderoso Grupo Prisa entregaría por dinero su emisora de televisión en abierto nada menos que a Mediaset. O sea, a Berluscon i, de quien, por cierto, El País publicó fotografías en primicia sobre unas llamativas fiestas en su mansión.
Oasis político
Con ese panorama tan intenso en lo empresarial, la política no logra relajarse si se exceptúa el oasis de la tradicional cena entre periodistas parlamentarios y políticos. El pasado miércoles la fiesta no defraudó, una vez más, y hasta una chirigota gaditana se metió con gracia con Bibiana Aído en su presencia. Allí Alfonso Guerra , el único superviviente de las Cortes constituyentes, recibió un reconocimiento especial y se quejó de la velocidad con que se liquida la historia en este país. «Lo normal sería -dijo- que todavía hoy estuviera en activo en las Cámaras un tercio de aquellos diputados y senadores pero uno, solo uno, es excesivo». Guerra en su día bautizó esa prejubilación acelerada, más la tendencia de Zapatero a prescindir de cualquiera que tenga más de cincuenta años, como «la política del naufragio, o sea, las mujeres y los niños primero».
Entretanto, en Madrid la semana la ha ocupado el rebufo de las consultas independentistas en Cataluña. A juicio de Carles Navales , ex sindicalista que edita la revista La factoría , «el nacionalismo ha salido de esas consultas más debilitado y dividido que nunca».
A su juicio, esperaban más participación y más unanimidad en las valoraciones. Para un ex consejero de la Generalitat que presidía Pasqual Maragall «lo más trascendente es que Convergència se ha movido de la posición de calculada ambigüedad pujolista y se ha definido: unos han apoyado la independencia y otros se han abstenido clamorosamente».
Nada es igual después de estas consultas. Los independentistas tienen la prueba de su fuerza real, aunque quede claro que no es poca; los empresarios catalanes están más inquietos que antes porque lo sucedido no les favorece en su mercado natural que es España y los socialistas recobran su esperanza de mantenerse en el poder. Lo advirtió Duran i Lleida : «Si no acertamos en el tono de nuestra protesta por lo que sucede, dejaremos a Montilla en el centro», y lo corroboró el alcalde de Barcelona Jordi Hereu en Madrid esta semana, manejando hábilmente las difíciles preguntas. Pocos días antes el propio Montilla ya advirtió en el mismo foro que Convergència juega al independentismo a medias mientras tiende puentes para un eventual apoyo del PP, si termina necesitándolo. Lo denunció con estas palabras: «Ahora ya no piden notarios porque prefieren hablar con el registrador».
Fue la popular Dolors Nadal la que esta semana preguntó al Gobierno por su pasividad ante las consultas. El vicepresidente Manuel Chaves le recriminó traer el asunto a las Cortes porque es darle importancia. «Los promotores de las consultas le estarán agradecidos», dijo. Se refería a la teoría del arco voltaico: dos polos entre los que salta la chispa. Recuerden el «regalo» electoral de Aznar a Esquerra Republicana. Se fue Aznar y el esplendor declinó.