El sueldo de los controladores aéreos asombra a los británicos

Xosé Vázquez

ESPAÑA

23 ene 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Las revelaciones del Gobierno acerca de los salarios que perciben los controladores aéreos han encontrado un inusual eco en Gran Bretaña, donde la prensa ha dedicado páginas completas y grandes titulares a los casi 900.000 euros al año que perciben algunos de esos profesionales. «The sky is the limit» ('el cielo es el límite'), afirma sobre su sueldo uno de los controladores caricaturizados en una viñeta en The Times.

El sueldo base de los controladores británicos es de unos 66.000 euros, aunque puede rondar los 100.000 con horas extras, y sus homólogos franceses reciben unos 110.000 euros de media. Sin embargo, los españoles cobran un sueldo base medio de 200.000 euros que pueden multiplicar por dos o tres con trabajo extra.

Esas diferencias han causado cierto estupor en las islas, donde el tráfico aéreo es más intenso que en España y donde la prensa atribuye la situación a la capacidad de presión del colectivo y sus sindicatos. En ese sentido, los periódicos destacaron especialmente las declaraciones del ministro de Fomento, José Blanco, en las que se compromete a «to take the bull by the horns» ('coger el toro por los cuernos') y poner fin a los privilegios de los controladores.

El conservador Daily Mail subraya la posibilidad enunciada por Blanco de sustituir por computadoras a algunos de esos profesionales, a los que el periódico acusa de «convertir en un infierno las vacaciones de los británicos» con sus huelgas de los años 2002 y 2003. Unas protestas «sorprendentes» a la vista de sus «enormes» remuneraciones.

La polémica ha enlazado en las islas con el vivo debate sobre la seguridad aérea. Los controladores son claves para mantenerla, ya que en aeropuertos como Barajas o Heathrow (Londres) coordinan unos 1.300 vuelos al día. Un error puede ser desastroso para cientos de pasajeros e incluso para las viviendas en la ruta de vuelo. «La pregunta es cuánto cuesta esa seguridad», señala en The Times el analista Philip Pank, que respalda la postura del Gobierno español, aunque le augura una «difícil tarea» para «ponerle un precio».