Los socialistas dan por segura una crisis de Gobierno en julio

Ramón Gorriarán MADRID/COLPISA.

ESPAÑA

Creen que habrá más salidas que entradas y que el presidente fusionará ministerios para reducir el Gabinete

20 jun 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Suenan tambores de crisis de Gobierno. Si la habrá y cuándo solo lo sabe José Luis Rodríguez Zapatero. La melodía, desde luego, está ahí y los asiduos al Consejo de Ministros lo saben y varios han hecho especulaciones en los últimos días sobre su futuro inmediato. Los socialistas dan por hecho que se va a producir una remodelación y esperan que sea amplia porque creen que solo así pueden recobrar el pulso político para agotar la legislatura sin más sobresaltos que los inherentes a la crisis.

«Las crisis, como las estrategias, no se cuentan, se hacen». La frase es una de las máximas del ministro de Fomento y vicesecretario general del PSOE, José Blanco, y Zapatero comparte el enfoque. «Si es que lo piensa [la crisis gubernamental], no ha dejado traslucir nada», comentan fuentes de la Moncloa, que no han visto signos de que vayan a producir relevos ministeriales, aunque recuerdan que los anteriores cambios tampoco fueron telegrafiados y si se supo algo antes fue por la indiscreción de alguno de los afectados. Zapatero, de momento, no da pistas.

Pero desde hace meses, el horizonte del final de la presidencia europea era el escenario para el recambio. El hecho de que se dejara para después del semestre europeo la supresión de algunas secretarías de Estado dentro del plan de poda de la Administración no hizo sino alimentar las expectativas.

El debate marca la fecha

¿Antes o después del debate sobre el estado de la nación del 14 y 15 de julio? Entre los socialistas, hay opiniones para todos los gustos. Hacer la crisis antes conlleva el riesgo de malgastar ese as si el duelo parlamentario se salda con una derrota para el jefe del Ejecutivo, dicen algunos veteranos del PSOE. Zapatero ha comentado algunas veces que los cambios en el Gobierno conllevan una ralentización del trabajo hasta que los nuevos se ponen al día. Una rémora que se podría solventar con una remodelación en la última quincena de julio, con todo agosto para calibrar la maquinaria.

Además, una sensación bastante extendida en el partido gubernamental es que más que incorporaciones al Ejecutivo va a haber salidas y refundición de carteras dirigidas por los pesos pesados. De esa forma, se materializaría el gesto de austeridad, muy reclamado en estos tiempos, de reducir el tamaño del Gobierno y también se limitaría la incorporación de novatos. Otro elemento que juega a favor de la crisis es la proximidad de las elecciones catalanas, a cuatro o cinco meses vista, y las autonómicas y municipales de mayo próximo, en las que algún ministro formará parte de las listas y antes deberá dejar el cargo.

El runrún de la crisis, aunque nadie vea los indicios, se ha asentado entre los ministros. Blanco dice que no ve al presidente del Gobierno en esa clave porque solo tiene «en la cabeza» la respuesta a la crisis, aunque a renglón seguido matiza que es una impresión personal «sin valor» porque esa decisión la va a cocinar en solitario Zapatero.

Los que se van

El titular de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, comenta que no descarta ser el candidato a la alcaldía de Córdoba; el ministro de Trabajo, Celestino Corbacho, un fijo en todas las quinielas para abandonar el Ejecutivo tras su frustrada negociación de la reforma laboral, admite que está preparado y «en absoluto» preocupado por su salida. Su presencia en las candidaturas del PSC para las autonómicas se da por descontada en Cataluña. A diferencia de Carme Chacón, que no se ve en las listas pese a que ha sonado para todo, desde la alcaldía de Barcelona a número dos en las autonómicas. La responsable de Ciencia e Innovación, Cristina Garmendia, que se veía fuera del Ejecutivo en la remodelación de abril del 2009, afirma que le «encantaría» seguir.

Los que siguen

La hipótesis de un Gobierno de concentración socialista, con zapateristas y felipistas, del corte de Javier Solana, Joaquín Almunia o Carlos Solchaga, ha pedido fuelle en las últimas semanas después de estar en todas las conversaciones. «Surrealista», sentenció hace poco uno de los próximos al presidente.

En el partido gubernamental dan casi por segura la continuidad de Blanco, Alfredo Pérez Rubalcaba, Manuel Chaves, Ángel Gabilondo, Francisco Caamaño, Chacón y Trinidad Jiménez, si es que no tiene que ir a la pelea por la Comunidad de Madrid como quieren muchos en el PSOE. Lo que no está claro es si seguirán con las mismas responsabilidades.