En vez de elecciones municipales y autonómicas, el 22 de mayo se votará en las urnas un plebiscito sobre Zapatero, que está de salida
30 ene 2011 . Actualizado a las 06:00 h.No hay duda a estas alturas, aunque en la convención autonómica del PSOE en Zaragoza se tratara ayer de desmentir: el duelo electoral del 2012 será entre Mariano Rajoy y Alfredo Pérez Rubalcaba, dos resistentes. Y más les vale serlo, porque la batalla de desgaste previa será cruel. Rajoy ya la soportó estoicamente de los suyos. Rubalcaba ya es objeto de toda sospecha. Según Pedro J. Ramírez, habida cuenta de que Rubalcaba en su día fue campeón de España de cien metros lisos en la modalidad universitaria, habría que investigarlo por si acaso se hubiera dopado para ser campeón.
«Si Zapatero se ve tan relajado es porque ya tomó su decisión de no presentarse», aseguran de forma coincidente varios políticos consultados. Pero otra cosa es que hasta el último día seguirá adoptando decisiones difíciles, «me cueste lo que me cueste», como él mismo aseguró en el Congreso en mayo pasado. Para el empresario Antonio Catalán «es injusto lo que se dice de él porque está reformando el país con un coraje admirable». Cuando en una reciente cena de empresarios con Mariano Rajoy un comensal reprochó a Catalán su defensa del socialista, no tuvo empacho en decir, según otro asistente, que «Zapatero se atreve a hacer reformas que la derecha de este país no tiene lo que hay que tener para hacerlas».
De salida
Zapatero está de salida, pero entre la metedura de pata de Manuel Chaves dándolo por hecho y la presión de los medios, el PSOE teme que resulte baldío su esfuerzo en la convención autonómica de Zaragoza de este fin de semana y la municipal de Sevilla de la próxima. Tan cierto como que si el presidente del Ejecutivo no anuncia antes del 22 de mayo que no volverá a ser candidato, el PSOE puede quedarse solo con dos ayuntamientos en capitales de provincia: San Sebastián y Zaragoza. En vez de municipales y autonómicas, ese día se votaría en las urnas un plebiscito: «Zapatero sí, Zapatero no».
Entretanto, Rajoy administra con tacto la euforia popular ante las encuestas, que van como cohetes, y concluyó así su magna convención en Sevilla: «España tiene sed de elecciones». Mientras que José Blanco, el martes, en el Foro de Nueva Economía, abrió así su conferencia: «España está sedienta de reformas». En una intervención que contenía el programa gubernamental para los próximos meses, Blanco justificó las reformas, aunque sean traumáticas, y presentó algunos resultados.
Aena, en el 2009, pagó 360 millones de euros en horas extras. En el 2010, solo tres millones. Valía la pena enfrentarse a los controladores, aunque hay que tener el valor de asumir el riesgo, lo que no hicieron sus antecesores, ni populares, ni socialistas.
Exhibición de éxito
La reforma de las pensiones será el gran éxito a firmar el miércoles para exhibirlo ante Angela Merkel en su visita a España. Artífices del acuerdo han sido Valeriano Gómez -gran descubrimiento- y el propio Rubalcaba por un lado, y los dos líderes sindicales del otro, pero, como destaca Cándido Méndez, «de no haberse renovado la presidencia de la CEOE, esto hubiera sido imposible».
Han sido muy importantes Rosell y Duran i Lleida. Sin la salida de Díaz Ferrán de la patronal y sin Mas en la presidencia de la Generalitat, hoy no habría acuerdo. Está tan claro que hasta el PP ha tenido que sumarse a ello. Algo comienza a funcionar por fin para dar alguna esperanza ante el paro pavoroso, el mayor de la historia de España. En porcentaje es el doble que el italiano y el francés, y el triple que el alemán y el británico. Solo el apoyo de la red familiar a los desempleados y el alza evidente de la economía sumergida explican que no haya barricadas en la calle.