El Gobierno central y el Ejecutivo vasco volvieron a repartirse ayer los papeles a la hora de interpretar el significado del fallo contra Sortu. El vicepresidente Alfredo Pérez Rubalcaba se limitó a mostrar, lacónico, su satisfacción por el hecho de que el Supremo haya atendido las peticiones de la Fiscalía y la Abogacía del Estado. El lendakari Patxi López fue más expresivo y lanzó un mensaje a los promotores del nuevo partido para recordarles que aún tienen una oportunidad de demostrar que realmente han roto con ETA ante el Tribunal Constitucional.
López hizo hincapié en el hecho de que, por primera vez, la Sala del 61 del Tribunal Supremo no haya emitido una resolución unánime, lo que demuestra, en su opinión, que la Justicia ha sabido reconocer de alguna manera que la antigua Batasuna se ha movido y que «algo está cambiando», aunque aún no haya dado los pasos suficientes.
Desde Ferraz, el mensaje fue más cauto. El portavoz de Interior del PSOE, Antonio Hernando, defendió que el fallo pone de manifiesto que los recelos del Gobierno eran «correctos» y que Sortu no ha hecho aún lo suficiente para desvincularse de Batasuna.
Quien no gastó ni un segundo en animar al entorno político de ETA a que se esmere en romper con la banda para poder incorporarse a la vida democrática fue el líder PP. Mariano Rajoy se mostró «muy contento» con el fallo, pero reclamó al Gobierno que no se relaje ahora y que tampoco afloje en esta pata de la lucha antiterrorista. «Espero que se aplique para evitar que haya un plan B con el que los terroristas se puedan presentar a las elecciones», dijo. El presidente de los populares vascos, Antonio Basagoiti, moduló el discurso y sí abrió una puerta a la esperanza. «Mas allá de propuestas buenistas, se aprecian avances en la medida en que somos exigentes con ellos, el camino es la prudencia, la cuarentena y no precipitarse; tendrán más credibilidad si lo recorren fuera de las elecciones municipales».
«Unha mala noticia para a democracia e unha oportunidade perdida», fue la reacción del BNG al fallo del Supremo. Una opinión que es compartida por los partidos nacionalistas, tanto del País Vasco como de Cataluña.