La reforma constitucional evitará cuantificar el límite del déficit

Enrique Clemente Navarro
Enrique clemente MADRID / LA VOZ

ESPAÑA

Las protestas en el PSOE hacen que la cifra se deje para una ley orgánica

26 ago 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

El PSOE y el PP tenían prácticamente cerrado anoche un acuerdo para que la reforma de la Constitución que establecerá el principio de estabilidad presupuestaria en todas las Administraciones como regla no fije ninguna cifra tope de déficit. Los últimos flecos del pacto se cerrarán hoy mismo para que dé tiempo a su aprobación antes de que acabe la legislatura.

Los socialistas insistieron en atribuir esta propuesta a Alfredo Pérez Rubalcaba, mientras los populares aseguraban que eran José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy quienes llevaban directamente las negociaciones. Así lo dijo expresamente su portavoz, Soraya Sáenz de Santamaría, que explicó que los contactos entre ambos habrían sido «frecuentes y constantes, con intercambio de documentos» para desbloquear las conversaciones que llevaban a cabo las direcciones de los grupos parlamentarios, con José Antonio Alonso y Sáenz de Santamaría al frente. Por su parte, la jefa de la campaña de Rubalcaba, Elena Valenciano, compareció para dejar claro que este había trabajado en la consecución del acuerdo.

La sorpresiva propuesta del presidente del Gobierno en el Congreso dejó fuera de juego al candidato socialista, que siempre se había opuesto a la constitucionalización del déficit, y que admitió que solo la noche anterior había sido convencido por Zapatero. También provocó un motín en las filas del partido, donde se levantaron voces muy críticas, entre ellas las de Josep Borrell, Juan Fernando López Aguilar, Tomás Gómez o Guillermo Fernández Vara, además del diputado no afiliado Antonio Gutiérrez y de la corriente Izquierda Socialista.

La propuesta que el PSOE atribuyó a Rubalcaba de no incluir ningún porcentaje máximo de déficit en la Carta Magna y de dejar la fijación del mismo a una ley orgánica posterior sirvió no solo para salvar la cara al candidato, sino también para calmar las turbulentas aguas socialistas. Incluso produjo llamativas marchas atrás, como la del portavoz en el Parlamento Europeo, López Aguilar, que pasó de mostrar su «perplejidad» ante la iniciativa de Zapatero a secundar al Gobierno porque la disciplina fiscal es «una regla de buen gobierno». También el ex presidente extremeño Guillermo Fernández Vara, que había sido uno de los más beligerantes, valoró positivamente la contribución de Rubalcaba. Incluso los diputados de la corriente crítica Izquierda Socialista vieron de forma positiva la fórmula que se atribuye al candidato.

Socialistas y populares están obligados a llegar a un acuerdo, ya que el plazo para presentar la proposición de ley acaba hoy, si quieren que la reforma se tramite por el procedimiento de urgencia y pueda aprobarse antes de que se disuelvan las Cortes, el 27 de septiembre. Ayer ya comenzaron a negociar también el contenido de la ley orgánica.

El Gobierno también estableció contactos con CiU, que defiende que sea el Parlamento catalán el que determine el límite de déficit de la comunidad.