Procesa de nuevo a los tres militares de EE.UU. que estaban en el tanque
06 oct 2011 . Actualizado a las 10:30 h.El cámara ferrolano José Couso Permuy murió en Irak en el 2003 como consecuencia de un plan organizado por el Ejército de Estados Unidos para impedir que los medios de comunicación internacionales informaran sobre la entrada en Bagdad de las tropas norteamericanas, según el juez de la Audiencia Nacional que investiga los hechos, Santiago Pedraz.
En la punta de lanza de esta estrategia se encontraba el tanque estadounidense que el fatídico 8 de abril del 2003 se encontraba en un puente de Bagdad, a 1,7 kilómetros del hotel Palestina, donde murió el periodista español y un colega ucraniano de la agencia Reuters, Taras Protsyuk. Por este motivo, el juez Pedraz procesa a los tres militares que se encontraban en el tanque, el teniente coronel Philip de Camp, el capitán Philip Wolford y el sargento Thomas Gibson, por un delito contra la comunidad internacional en concurso con un delito de homicidio, penado con hasta 15 años de cárcel. Es la tercera vez que Pedraz toma esta decisión después de que el Tribunal Supremo ordenase reabrir la causa en junio del 2010, una vez que la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional no viera indicios contra estos militares en dos ocasiones. El juez impone a los procesados una fianza civil de un millón de euros.
El auto del juez considera que a primera hora del 8 de abril del 2003 el carro de combate bombardeó las sedes de dos televisiones árabes que se encontraban en la zona y horas después hizo lo propio contra el hotel donde se hallaban los periodistas. Algo que conocían los propios mandos militares norteamericanos, según concluye ahora el juez.
El objetivo, por lo tanto, se cumplió, ya que con este ataque «premeditado» se consiguió que ninguna televisión emitiera la entrada de las tropas en Bagdad hasta el día siguiente. En buena medida por el temor que generó entre los periodistas el ataque contra el Palestina y la muerte de Couso y Protsyuk, relata el auto.
El juez Pedraz destaca la declaración de una exsargento del Ejército de EE.?UU., Adrienne Kinne, que en mayo del 2008 reconoció en una entrevista que el Palestina era un «objetivo militar potencial» y que le pareció extraño que se atacase este edificio por cuanto se sabía que había alojados periodistas. «Alguien en un nivel superior de la cadena de mando sabía lo que estaba haciendo», dijo Kinne.