El Gobierno contestó con desdén al emplazamiento de la conferencia de San Sebastián para abrir un diálogo con ETA y ventiló el trámite con la lacónica afirmación de que «no hace valoraciones» ni sobre el evento ni sobre su contenido. El Ejecutivo, en un breve comunicado de tres puntos, recuerda que lo ocurrido en el donostiarra Palacio de Aiete, un acto que siempre consideró innecesario y sólo para consumo interno de la izquierda abertzale y la banda terrorista, ni le afecta ni le vincula en lo más mínimo porque «no ha formado parte ni de la organización ni ha participado en su desarrollo».
Sin embargo, las declaraciones firmadas por el portavoz del Gobierno, José Blanco, sí que responden de forma indirecta al emplazamiento que hicieron los mediadores a los gabinetes español y francés con un no rotundo. El tercer punto del escrito, de forma implícita, indica que el Ejecutivo no acepta condiciones -diálogos, mesas de partidos, etc- para que la organización criminal se avenga a dejar las armas, vengan de la banda o de los mediadores internacionales. «El Gobierno reitera -dice Blanco- que lo que debe hacer la banda terrorista ETA es abandonar definitivamente la violencia sin más». «Eso es lo que reclama la sociedad española y lo que el Gobierno quiere también trasladar a los ciudadanos», concluyó.
El comunicado no es más que la plasmación de los análisis que unas horas antes hicieron ya los ministros de Presidencia, Ramón Jáuregui, y de Justicia, Francisco Caamaño. Ambos creen que ETA está ante su final porque «ha sido derrotada por la democracia» y aseguran que el Ejecutivo mantendrá la política de firmeza contra los terroristas hasta que desistan, que «no va a ceder en la aplicación de la ley» con sus reclusos, y que «no habrá precio político» por la disolución.
El PP sí que contestó y lo hizo a través de su líder en el País Vasco, Antonio Basagoiti, quien aseguró, dos horas después de la lectura de la declaración, que las conclusiones son «inaceptables» para cualquier demócrata porque «son las tesis de ETA y de Batasuna con más o menos edulcoración», ya que «equiparan a víctimas con verdugos» y a los terroristas con gobiernos democráticos.
La dirección nacional del partido también se expresó, minutos después, a través de Javier Arenas. «El PP no se va a prestar pantomimas que únicamente persiguen dar una plataforma a la política de ETA», señaló el vicesecretario de Política Autonómica.
«Para el PP sólo es válido que los terroristas entreguen las armas, dejen de matar, y pidan perdón a las víctimas», añadió. Las palabras de uno y otro fueron muy similares a las de otros dirigentes del PP, como José María Aznar o Esperanza Aguirre, que calificaron la conferencia de «indigna» o «sarcasmo», por perseguir sólo el interés de ETA y Batasuna y por poner un plano de igualdad a víctimas y asesinos.